El ballet d´acción.

Francia el inicio del ballet como lo conocemos hoy

La Academia real de Danza es una institución creada por iniciativa de Luis XIV y registrada en 1661. Predecesora de la Academia real de Música (fundada en 1669) no se fusionó nunca con la misma, despareciendo a principios de los años 1780.
Era una asociación de trece expertos de baile cuya finalidad, según el preámbulo de las cartas del rey era «restaurar el arte de la danza a su perfección original y mejorarlo tanto como sea posible».
El grupo tenía la intención de codificar las danza de corte y de carácter y de certificar maestros de danza por examen, pero como no se han encontrado archivos de la organización, no ha sido posible evaluar con detalle sus actividades y logros. La Academia Real de Música, fundada originalmente en 1669 como la Académie d’ Opéra, fue una compañía que estuvo estrechamente relacionada con la de ópera y ballet y, aunque las dos instituciones nunca se fusionaron, miembros de la academia de baile también se asociaron con la ópera.
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Pierre Beauchamp
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Luis XIV el Rey Sol es sin dudas unas de las figuras capitales para el desarrollo de la danza académica y espectacular. Gracias a él se institucionaliza la danza, y comienza a convertirse en una profesión con una preparación metódica para sus bailarines.

El Ballet de Acción o Ballet Pantomima: Definición, Características y Principales Desarrolladores

El ballet de acción, también conocido como ballet pantomima, es un género distintivo dentro del mundo de la danza que combina elementos de ballet clásico con técnicas de mímica para contar una historia. Este estilo se desarrolló principalmente en el siglo XVIII y ha jugado un papel crucial en la evolución del ballet como forma de arte narrativa.

 Definición y Orígenes

El ballet de acción surgió como una respuesta a la necesidad de un mayor desarrollo narrativo y expresivo en las actuaciones de ballet. A diferencia del ballet tradicional, que se centraba principalmente en la técnica y los movimientos de danza, el ballet de acción pone énfasis en la historia y el personaje. Se caracteriza por el uso de gestos y expresiones faciales para transmitir emociones y contar una historia, combinándolos con la danza.

 Características Principales

1. **Narrativa a Través del Movimiento**: En el ballet de acción, la historia se cuenta principalmente a través de la mímica y el movimiento corporal. Los bailarines utilizan gestos estilizados y expresiones faciales para representar personajes, emociones y acciones.

2. **Integración de la Danza y la Pantomima**: A diferencia de las obras puramente de danza, el ballet de acción integra estrechamente la técnica de ballet con secuencias de pantomima, creando una narrativa fluida y visual.

3. **Énfasis en la Expresión Emocional**: Este estilo permite una mayor expresión emocional y dramatismo, brindando a los bailarines la oportunidad de actuar e interpretar personajes complejos.

4. **Importancia del Argumento**: Las producciones de ballet de acción a menudo se basan en historias mitológicas, románticas o folclóricas, con tramas claramente definidas y desarrollo de personajes.

Principales Desarrolladores

1. **Jean-Georges Noverre**: Considerado el padre del ballet moderno, Noverre fue un defensor clave del ballet de acción. En su obra «Letters on Dancing and Ballets» (1760), criticó el énfasis excesivo en la técnica de ballet a expensas de la expresión y argumentó a favor de una fusión de la danza y la dramaturgia. Promovió la idea de que el ballet debería contar una historia coherente y emocionalmente atractiva.

2. **Gasparo Angiolini**: Contemporáneo de Noverre, Angiolini también fue un importante reformador del ballet. Aunque compartía muchas ideas con Noverre, Angiolini puso más énfasis en la musicalidad y la integración de la danza y la mímica.

3. **Charles-Louis Didelot**: Otro innovador en este campo fue Didelot, cuyas contribuciones ayudaron a establecer el fundamento para el ballet romántico. Su enfoque en la expresión poética y la atmósfera en el ballet sentó las bases para el desarrollo futuro del género.

 Conclusión

El ballet de acción o ballet pantomima fue un paso crucial en la evolución del ballet, marcando la transición de una exhibición de técnica a una forma de arte narrativa y expresiva. A través del trabajo de pioneros como Noverre, Angiolini y Didelot, el ballet se enriqueció con profundidad emocional y complejidad narrativa, allanando el camino para el desarrollo del ballet romántico y, posteriormente, del ballet moderno. Su legado perdura en la forma en que las historias se cuentan a través del ballet hoy en día, demostrando que la danza es no solo un espectáculo visual, sino también un medio poderoso para la narración de historias.

Jean Georges Noverre (BM 1901,1022.686)
British Museum, Public domain, via Wikimedia Commons
(Portrait of Charles-Louis Didelot) (NYPL b16855124-5492216)
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Ballet d’action: Una Revolución en el Mundo del Ballet

El Ballet d’action surgió en el siglo XVIII como una revolucionaria fusión de expresividad y simbolismo en el mundo del ballet. Esta terminología fue establecida posteriormente en 1855 por el crítico teatral Théophile Gautier. A diferencia de los ballets tradicionales que dependían del diálogo, el Ballet d’action se centraba en utilizar el movimiento puro como medio de comunicación. Las acciones, las motivaciones subyacentes y las emociones se trasmitían principalmente a través del arte del movimiento.

Este género se esforzaba en darle protagonismo a la auténtica expresión del bailarín. Se trataba de evocar y encarnar sentimientos y pasiones a través de movimientos y coreografías realistas. Si bien se aprovechaba el aspecto mimético de la danza, también se buscaba liberarla de cualquier simbolismo exagerado o no realista. Este equilibrio entre la mímica y la genuina expresividad constituía un desafío constante para los artistas.

El Ballet d’action a menudo incorporaba accesorios y vestuarios que enriquecían la narrativa. Por ejemplo, en la obra «La Fille mal gardée», un pañuelo es utilizado para simbolizar el amor del protagonista masculino, que es posteriormente aceptado por la protagonista femenina en un tierno acto de coquetería. Estos accesorios no eran meros adornos, sino que interactuaban en armonía con el movimiento del bailarín, complementando la narrativa.

Los programas teatrales a menudo brindaban aclaraciones sobre las tramas presentadas en el escenario. Sin embargo, se cuestionaba el uso excesivo de estas explicaciones, ya que podían opacar la esencia del Ballet d’action.

Jean-Georges Noverre, un destacado coreógrafo francés, suele ser reconocido como el principal pionero detrás de la conceptualización del Ballet d’action. Aunque su ‘Letra 1’ es un testamento de sus pensamientos sobre este estilo, es crucial reconocer que hubo muchos otros artistas y teóricos que también contribuyeron al desarrollo y evolución de este género. Noverre puede haber articulado las ideas con claridad, pero fue el resultado de una serie de influencias y experimentaciones en la danza de su época.

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Jean-Georges Noverre, Public domain, via Wikimedia Commons

**Evolución e Influencias en el Ballet**

A comienzos del siglo XVIII, la danza grotesca dejó una huella imborrable en el mundo del ballet, originando dos corrientes contrastantes. Por un lado, emergió el estilo de Gennaro Magri, caracterizado por una postura y un baile mecanizados y rígidos. Por otro, John Weaver abogó por infundir pasión y expresión en la danza. Según él, en su obra «Ensayo hacia una historia de la danza moderna», la «danza moderna» (vinculada al carácter grotesco) debía fusionar la mímica con la coreografía, permitiendo que las emociones y la narrativa fueran evidentes solo a través del movimiento y la expresividad del bailarín.

 

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Marie Sallé, otra figura emblemática de esta época, no solo influyó en la gestación del ballet d’action sino que se destacó como bailarina, coreógrafa y maestra. Sus habilidades miméticas, probablemente afianzadas durante su participación en carnavales, la posicionaron como una pionera en la expresión teatral en el ballet. La transición de la danza grotesca a la pantomima sentó las bases para el ballet d’action, en el que Sallé jugó un papel fundamental. Su interacción con Noverre le permitió exponerlo a un estilo moderno y apasionado de danza, transmitiendo sentimientos en escena. Innovadora, Sallé abandonó el uso de máscaras y disfraces pesados, optando por vestuarios simples y dejando su rostro visible para el público. Noverre mismo quedó impresionado y plasmó sus observaciones sobre las actuaciones apasionadas y libres de Sallé.

A pesar del aporte invaluable de Sallé, Jean-Georges Noverre es quien comúnmente se asocia con el concepto de «Ballet d’action». Sin embargo, es importante notar que Noverre nunca utilizó este término en su obra original. Su reconocido manual «Lettres sur la danse, et sur les ballets» escrito en 1760 en Lyon, Francia, abogaba por una profunda reforma del ballet tradicional. Su propuesta de un «ballet en acción» (ballet en movimiento) resumía sus ideas revolucionarias para el arte del ballet. Sin embargo, la primera traducción al inglés de su trabajo en 1782 utilizó erróneamente el término «ballet d’action», lo que ha llevado a confusiones y malinterpretaciones a lo largo de los años. Es esencial entender y apreciar estas influencias y matices para comprender plenamente la evolución del ballet en esta época transformadora.

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**El Legado Innovador de Noverre en el Ballet:**

Jean-Georges Noverre, en su manifiesto, introdujo una visión revolucionaria para el ballet. Estas fueron las piedras angulares de su pensamiento:

1. **Tramas Coherentes:** Noverre rechazó las narrativas ilógicas y extravagantes, instando a que los ballets tuvieran una estructura razonada. Abogaba por una coherencia en la acción escénica y que cada escena mantuviera un tono uniforme. Aunque se podría jugar con la variedad y el contraste en el ballet, esto debería verse en el conjunto de la obra y no en escenas individuales.

2. **Realismo sobre Simbolismo:** En un giro radical, Noverre desplazó el enfoque del simbolismo y la abstracción típica del ballet de la corte. Estipuló que los personajes mitológicos solo deberían estar presentes si sus acciones y emociones remiten a experiencias humanas auténticas.

3. **Énfasis en la Expresión:** La propuesta de eliminar las máscaras era revolucionaria. Para Noverre, el rostro del bailarín era un lienzo expresivo, vital para transmitir emociones y conectarse con el público.

4. **Reforma en el Vestuario:** Noverre defendió vestimentas más ligeras y prácticas, que resaltaran la figura del bailarín y facilitaran el movimiento. Se oponía a los trajes pesados y engorrosos que no agregaban valor a la interpretación. La vestimenta, según él, debía ser un reflejo fiel del personaje representado.

5. **Colaboración Integrada:** Fomentó la interacción y comunicación entre todos los involucrados en una producción. Contrario a la norma de la época, donde cada especialista trabajaba de manera aislada, Noverre creía que un enfoque unificado y colaborativo era esencial para la excelencia en el ballet.

6. **Educación Holística para los Coreógrafos:** No solo consideraba esencial que un coreógrafo dominara su arte, sino que también debía educarse en disciplinas relacionadas. Por ejemplo, aprender pintura podría ayudar en la composición de formaciones en el escenario, mientras que observar la vida cotidiana podía enriquecer la creación de personajes realistas.

Además de sus innovaciones, vale la pena destacar a los contemporáneos que también dejaron su huella en este periodo de transformación del ballet. Entre ellos estuvieron coreógrafos como Jean-Baptiste de Hesse y Franz Anton Hilverding, el crítico Gasparo Angiolini, y Louis de Cahusac, libretista e historiador de la danza. Juntos, formaron un movimiento que remodeló el panorama del ballet y sentó las bases para las generaciones futuras.

 El Resurgimiento del Ballet y la Evolución de la Danza en el Siglo XVIII 

El siglo XVIII marcó un renacimiento en la historia de la danza, especialmente en la forma de ballet, con eventos y producciones que dieron forma y caracterizaron el género durante este período. Uno de los hitos más significativos fue «Les Indes galantes» de Rameau en 1735. Esta obra no solo se destacó por su magnífico despliegue de efectos espectaculares, como naufragios y erupciones de volcanes que encantaron a las audiencias de la época, sino también por su profundo mensaje subyacente.

La obra ofreció una crítica sutil a la Europa de la época, conocida por sus guerras y violencia. En contraste, «Les Indes galantes» presentaba mundos utópicos, pacíficos y más deseables. Esta representación servía como un espejo que reflejaba las debilidades y fallas de la sociedad europea del siglo XVIII. Además, la obra celebraba la alegría de vivir, que se manifestaba en brillantes técnicas de danza que variaban en forma y estilo.

Este período también vio el surgimiento de los «divos», bailarines que se destacaban por su excepcional talento y carisma. Louis Dupré, conocido como el gran Dupré, fue uno de esos talentos sobresalientes. Su maestría en la danza fue tan notable que el renombrado coreógrafo Noverre lo describió como «una bella máquina perfectamente organizada». Su presencia en el escenario, adornado con trajes majestuosos, era una visión para contemplar. Aunque avanzaba en edad, su habilidad y carisma capturaron la imaginación de muchos, incluido el conocido Giacomo Casanova.

Los avances en la técnica de la danza se desarrollaron rápidamente. Hacia 1730, el término «danse haute» comenzó a ganar popularidad sobre «danse terre à terre», simbolizando un cambio radical en la forma en que se ejecutaba el ballet. El cambio de la danza de corte, realizada en salones grandes y pequeños rodeados de espectadores, a la danza teatral, con una audiencia sentada frente a un escenario elevado, impulsó la evolución de técnicas y estilos de danza.

Esta transición hacia el teatro también llevó al surgimiento de movimientos más espectaculares, como saltos y acrobacias. El virtuosismo se convirtió en la norma, y los bailarines se esforzaron por superar los límites de lo que se consideraba posible. El bailarín que podía realizar tres cabriolas, cuando la norma era solo dos, se elevaba al estatus de «étoile», o estrella. La búsqueda de la perfección y la superación personal se convirtió en el sello distintivo de esta nueva era del ballet.

El ballet, esa danza refinada que ha evolucionado a lo largo de los siglos, comenzó a experimentar una transformación sin precedentes en la época del Barroco. Ya no se esperaba que los cortesanos participaran en estos espectáculos, pues la exigencia técnica requerida había alcanzado un nivel inimaginable. Estas destrezas técnicas, pulidas y perfeccionadas, pasaron a ser el legado para futuros artistas.

 

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Nicolas Lancret – Mademoiselle de Camargo Dancing
Nicolas Lancret, Public domain, via Wikimedia Commons

Con este cambio surgió la necesidad de liberar a los bailarines de los pesados ornamentos y trajes de época. Marie Anne Cupis de Camargo, una virtuosa del ballet, nos muestra este cambio al optar por faldas que permitieran al público apreciar cada elevación y paso. Contrario a ella, Marie Sallé ponía énfasis en la danza expresiva y la pantomima. Esta dualidad en estilos es testimonio del rico tapiz artístico entre París y Londres durante aquellos tiempos.

Sin embargo, como todo en la vida, el ballet también vivió sus momentos de transición. El retiro de bailarines insignes como la Camargo y Dupré, y el fallecimiento de la Sallé, marcaron el fin de una era y el comienzo de otra, dominada por el virtuosismo. Los italianos, con figuras como la Campanini y Gaetano Vestris, traían consigo un nuevo brillo y un flamante estilo.

El año 1751 fue particularmente significativo, con el nombramiento de Jean-Georges Noverre como primer danseur de la Opéra. Noverre, un vanguardista en su época, plasmó sus ideas revolucionarias en «Lettres sur la danse et sur les ballets». Aunque otros como Hilverding y Angiolini contribuyeron a esta nueva era, Noverre es considerado la estrella guía.

Curiosamente, Noverre llevó a cabo gran parte de su trabajo fuera de París, en lugares como Alemania. Las razones para esto se encuentran en la historia misma. Francia, que se encaminaba hacia tiempos turbulentos previos a la Revolución, enfrentaba un declive, mientras otras potencias emergían con fuerza, financiando generosamente las artes.

Durante este período, obras maestras como «Don Juan» y «Medée et Jason» redefinieron el ballet. La época llamó a una revisión de la danza, eliminando lo superfluo y enfatizando la autenticidad y expresión. Noverre, como purificador, abogaba por un ballet que representara pasiones y sensibilidades genuinas.

Mientras tanto, la sociedad europea comenzaba a mirarse a sí misma con una lente crítica. La ilustración estaba en pleno auge y Europa buscaba la verdad. Noverre desafió las normas, impulsando un cambio que priorizaba la esencia sobre la apariencia.

 

Jean Dauberval -circa 1790
Jean Dauberval 1790
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El fin del siglo XVIII fue un período de significativa transformación en el mundo del ballet, marcado por una evolución hacia estilos más realistas y representaciones que reflejaban aspectos de la vida cotidiana. Un ejemplo destacado de esta tendencia fue «La fille mal gardée», coreografiada en 1789 por Jean Dauberval. Esta obra representó un cambio notable en el ballet, alejándose de los temas mitológicos y aristocráticos para abordar una historia más terrenal y burguesa, centrada en personajes y situaciones más relatables para el público general.

 «La Fille Mal Gardée» y el Realismo en el Ballet

«La Fille Mal Gardée» se distingue por ser uno de los ballets más antiguos que aún se presentan regularmente. Dauberval introdujo en esta obra una narrativa encantadora y humorística, ambientada en el entorno rural, que destacaba por su simplicidad y su enfoque en la vida cotidiana. Esta representación más realista de la sociedad marcó un contraste con las producciones más opulentas y estilizadas del ballet de la corte.

 Impacto de la Revolución Francesa

Sin embargo, antes de que estas innovaciones pudieran consolidarse plenamente, el mundo del ballet fue profundamente afectado por los eventos políticos y sociales de la época, en particular por la Revolución Francesa. Esta convulsión no solo trastornó el orden social y político de Francia, sino que también interrumpió el desarrollo artístico, incluido el ballet. Las instituciones culturales tradicionales, muchas de las cuales estaban vinculadas a la monarquía y la aristocracia, se vieron desafiadas y transformadas.

 Renacimiento del Ballet en la Era Post-Napoleónica

Tras la caída de Napoleón y la restauración de la monarquía, Francia entró en un período de reajuste y redefinición. Fue en este contexto de reconstrucción que el epicentro del ballet se trasladó a Italia. Aquí, artistas y teóricos como Salvatore Viganò, un seguidor de las ideas de Jean-Georges Noverre, y Carlo Blasis, comenzaron a dar forma al futuro del ballet.

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Portrait of Salvatore Viganò, dancer (1769-1821)
Archivio Storico Ricordi, CC BY-SA 4.0 , via Wikimedia Commons

Viganò, conocido por su habilidad en la coreografía y por su enfoque dramático en el ballet, contribuyó significativamente al desarrollo de lo que sería conocido como el ballet de acción o pantomima. Por otro lado, Carlo Blasis, en su influyente tratado «Code of Terpsichore» de 1820, codificó muchos de los principios técnicos que formarían la base del ballet clásico. Blasis enfatizó la importancia de la postura, el equilibrio y la alineación, aspectos que son fundamentales en la técnica del ballet hasta el día de hoy.

Conclusión

Así, en las décadas posteriores a la agitación de la Revolución Francesa y la era napoleónica, Italia emergió como un nuevo centro de innovación en el ballet. Las contribuciones de figuras como Viganó y Blasis no solo ayudaron a cimentar los fundamentos técnicos del ballet clásico, sino que también abrieron camino para su florecimiento en el siglo XIX. Este período de transformación estableció las bases del ballet que conocemos y amamos en la actualidad, marcando un punto de inflexión en su evolución como forma de arte.

Carlo Blasis
Carlo Blasis
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Carlo Blasis: Pionero y Maestro del Ballet Clásico

Carlo Pasquale Francesco Rafaele Baldassare de Blasis más conocido por el nombre de Carlo Blasis, nacido en Italia en 1797, fue una figura central en la historia del ballet clásico, cuyas contribuciones al arte de la danza han dejado un legado perdurable. Como maestro, coreógrafo y teórico, Blasis jugó un papel clave en la codificación y enseñanza del ballet, estableciendo estándares técnicos que aún hoy son la base de la formación en danza clásica.

 Primeros Años y Educación

Nacido en Nápoles, fue hijo de Francesco Antonio de Blasis y Vincenza Coluzzi de Zurla. Su padre, Francesco, descendiente de un oficial español de alto rango, se estableció como un renombrado compositor de su tiempo, conocido por sus óperas y ballets líricos, muchos de los cuales fueron más tarde escenificados por su hijo Carlo.

Pertenecientes a una distinguida familia en la República Napolitana, los Blasis vivieron un cambio drástico con la restauración del gobierno Borbónico. En busca de nuevas oportunidades, Francesco decidió trasladarse a Londres, donde había conseguido un puesto en el teatro italiano. Sin embargo, en el viaje, su barco fue capturado por corsarios franceses, llevando a la familia a Marsella en lugar de Londres. En Marsella, Francesco tomó un papel activo en la educación musical de Carlo, asegurándose de que recibiera instrucción de los mejores profesores disponibles.

Blasis mostró desde temprana edad un interés y un talento excepcionales para el baile y la coreografía. Aunque los detalles específicos de su formación inicial son escasos, se sabe que fue un estudiante aplicado de la danza y que mostró un interés particular en la fusión de la técnica y la teoría. Entre sus maestros de ballet, contó con influyentes coreógrafos franceses de la época, como Pierre Gardel, Auguste Vestris y Louis Milon.

Además de su formación en ballet, Carlo se educó en geometría, dibujo, arquitectura, escultura, anatomía y literatura. 

Según el relato del Diccionario Biográfico de F. Regli, Carlo Blasis hizo su primera aparición en el escenario en el Teatro de la Ópera de Marsella en 1807, a la temprana edad de 10 años. Su debut fue tan exitoso que posteriormente emprendió una gira por Francia, con el apoyo y consentimiento de sus padres.

En 1811, su padre fue nombrado director del departamento filarmónico del Museo de Instrucción Pública. Durante este tiempo, Burdeos se destacaba como un centro significativo para el ballet, y fue allí donde Carlo continuó sus estudios de danza bajo la guía de Jean Dutarque, mientras que sus hermanas Teresa y Virginia también se preparaban para sus futuras carreras en el teatro y la ópera.

En el Gran Teatro de Burdeos, Blasis fue rápidamente reconocido por su talento, consiguiendo papeles solistas y debutando en la temporada teatral de 1816/17 como el archiduque Leopoldo en «El tenier en la aldea», un ballet de J.-B. Barré. Sin embargo, con la ambición de perfeccionar aún más su arte, Carlo consideró necesario recibir formación en uno de los tres grandes centros del ballet de la época: París, Milán o Londres.

En 1817, Blasis se presentó en la Ópera de París, destacando en un pas de deux en el divertissement de la ópera «Les bayadères» de Catel, bajo la coreografía de Piere Gardel. Esta experiencia contribuyó significativamente a la mejora de sus habilidades de baile.

Posteriormente, Blasis realizó una gira por Francia con un grupo de artistas de la Academia de Música, antes de unirse al elenco del prestigioso teatro La Scala de Milán al año siguiente.

Ya en Italia, Blasis se consolidó como un ‘danseur noble’, un intérprete de roles de carácter noble y heroico, aportando una elegancia única a sus interpretaciones. Su destreza y elegancia quedaron patentes en sus primeros roles en Italia, destacando en ballets como «Dédalo» y «Kenneth la Espada», coreografiados por Salvatore Vigano en La Scala, y «Mirra», presentado en Venecia.

El historiador del arte Yuri Slonimsky, quien estudió en profundidad la carrera de Blasis, destacó su habilidad para ejecutar piruetas de «desconcertante dificultad» con una «precisión geométrica», manteniendo un eje de rotación completamente estacionario.

Durante la década de 1820, Carlo Blasis alcanzó un notable éxito como bailarín, realizando actuaciones en diversas ciudades de Italia, incluyendo Turín en 1821, Florencia en 1822, Roma en 1823 y Venecia en 1825. Posteriormente, su carrera lo llevó a Londres, donde debutó en 1826 en el escenario del Haymarket. En el ámbito inglés, Blasis hizo su primera aparición en 1827 en el ballet «El esclavo de Bagdad» de James Harvey D’Egville, así como en dos producciones de Vigano. Durante el mismo año, Blasis exploró nuevamente su faceta como coreógrafo, presentando una producción de «Pandora» para el Festival de Música de Oxford, dirigida a un público de teatro aficionado.

 Carrera como Maestro y Coreógrafo

La carrera de Blasis despegó realmente cuando comenzó a trabajar como maestro de ballet y coreógrafo. Su habilidad para enseñar y su comprensión profunda de la mecánica y la estética del ballet le ganaron un alto reconocimiento. Trabajó en varios teatros de renombre en Italia y en otras partes de Europa, donde sus coreografías y métodos de enseñanza fueron ampliamente aclamados.

En 1819, Carlo Blasis emergió como coreógrafo, presentando su primer ballet, «La corte feudal», en La Scala, con música compuesta por su padre. A pesar de que esta obra no alcanzó el nivel de los ballets de Vigano, marcó el inicio de su trayectoria en la coreografía. Al año siguiente, Blasis amplió su repertorio artístico, debutando como teórico del ballet con la publicación de «An Elementary Textbook of Dance Theory and Practice», ilustrado por Casarelli. Este tratado, que presentaba cincuenta y siete poses de ballet, se convirtió en un referente para futuros manuales de ballet del siglo XIX.

En 1830 (o posiblemente 1828), en Génova, Blasis conoció a Annunziata Ramaccini, una bailarina de gran talento y ambición, con quien se casó poco después. De su unión nació en 1833 una hija, Louise, quien también seguiría el camino de la danza. Blasis dedicó tiempo a perfeccionar la técnica de ballet de su esposa, alcanzando ella un notable éxito con su guía. Juntos, interpretaron roles destacados, incluyendo el ballet «Leocadia» en 1834 en Modena, una de las mejores obras de Carlo. Hacia esta época, la carrera de Blasis como bailarín empezó a declinar, acentuada por una lesión en el pie en 1825. A pesar de continuar actuando, sus habilidades empezaron a menguar, y después de «Leocadia», decidió retirarse de los escenarios.

Posteriormente, Blasis continuó su carrera en la coreografía y la enseñanza del ballet. Es reconocido por introducir la postura «Attitude», inspirada en la escultura de Mercurio de Giambologna, y por desarrollar la técnica del «spotting» para evitar mareos durante los giros rápidos. En 1837, tomó las riendas de la Escuela Imperial de Danza y Pantomima «La Scala», donde Ramaccini enseñaba mimo. Bajo su dirección, la escuela alcanzó un prestigio sin precedentes, produciendo destacadas estrellas de ballet conocidas como las «Pléyades».

Después de dejar La Scala, Blasis y su esposa abrieron una escuela pública en Milán, que también gozó de gran éxito. A la escuela asistieron futuras luminarias del ballet, como Virginia Zucchi y Lucille Gran. En 1847, Blasis fue invitado como coreógrafo al Covent Garden Theatre de Londres y, durante su estancia en Inglaterra, publicó otro tratado, esta vez de naturaleza más histórica que teórico-pedagógica.

Blasis continuó enseñando en Milán hasta 1856, cuando fue invitado a Varsovia como coreógrafo del Teatro Bolshoi. Luego trabajó en Lisboa hasta 1858, dejando una huella en el ballet portugués. En 1860, intentó trabajar como coreógrafo en París, pero no logró adaptarse a las tendencias coreográficas contemporáneas. En 1861, se trasladó a Moscú, donde sentó las bases de una escuela que formaría a generaciones de bailarines rusos. Su legado en Rusia fue continuado por su alumno Giovanni Lepri y posteriormente por Enrico Cecchetti.

En sus últimos años, Blasis se dedicó a la escritura, completando varias obras sobre ballet y biografías. Carlo Blasis falleció en Cernobbio en enero de 1878, dejando tras de sí un legado inigualable en el mundo del ballet. Annunziata Ramaccini, su esposa y colaboradora, falleció en Milán en 1892.

Carlo Blasis, es sin dudas una figura seminal en el mundo del ballet, no solo dejó su huella a través de sus coreografías y enseñanzas, sino también a través de su prolífica escritura. Su trabajo literario en el campo del ballet marcó un hito en la historia de este arte, proporcionando un marco teórico y práctico para generaciones futuras de bailarines y maestros. Entre sus obras más destacadas se encuentran el «Codex Terpsichore» y el «Treatise on Salon Dancing», ambos publicados en 1828, así como «On the Origin and Development of Ancient and Modern Dance».

(Lettre de Carlo Blasis à F. Regli, de Milan, 13 octobre 1859) (manuscrit autographe) - btv1b10862864q (2 of 3) Bibliothèque nationale de France, Public domain, via Wikimedia Commons (Lettre de Carlo Blasis à F. Regli, de Milan, 13 octobre 1859) (manuscrit autographe)

El «Codex Terpsichore» y Otros Tratados

En 1820, Blasis publicó su obra más famosa, el «Code of Terpsichore». Este tratado fue revolucionario, ya que ofreció por primera vez un sistema detallado y estructurado para la enseñanza del ballet. En este libro, Blasis detalló las cinco posiciones básicas de los pies, las técnicas de salto y giro, y los principios de la alineación corporal y la postura. Su énfasis en la precisión técnica, junto con su comprensión de la importancia de la expresión artística, marcó un antes y un después en la pedagogía del ballet.

El «Codex Terpsichore» fue una obra revolucionaria que codificó los elementos esenciales del ballet clásico. Acompañado por el «Treatise on Salon Dancing», Blasis ofreció una perspectiva completa sobre los aspectos tanto teóricos como prácticos de la danza. Estas obras destacaron por su enfoque sistemático y detallado en la enseñanza del ballet, cubriendo desde los fundamentos técnicos hasta los matices de la expresión artística.

El «Codex Terpsichore» de Carlo Blasis, complementado por su «Treatise on Salon Dancing», representa una piedra angular en la historia del ballet clásico. Publicado en 1828, el «Codex Terpsichore» no fue solo un libro más sobre ballet; se convirtió en un documento revolucionario que estableció por primera vez un marco codificado y sistemático para la enseñanza y práctica del ballet clásico. Estas obras, juntas, ofrecieron una visión holística y profundamente analítica del arte de la danza, abordando tanto los aspectos teóricos como prácticos.

 Innovación en la Codificación del Ballet

El «Codex Terpsichore» sobresalió por su metodología innovadora. Blasis, con su agudo sentido de la técnica y su visión artística, detalló los elementos fundamentales del ballet, desde las posiciones básicas hasta los movimientos más complejos. Este tratado no solo proporcionó una guía para los movimientos y posturas correctas, sino que también incursionó en cómo estos elementos se entrelazan para crear la danza clásica en su forma más pura y artística.

 Integración de la Teoría y la Práctica

Una de las características más notables de la obra de Blasis fue la fusión efectiva de la teoría con la práctica. Mientras que muchos tratados anteriores se centraban en uno u otro aspecto, el «Codex Terpsichore» y el «Treatise on Salon Dancing» lograron un equilibrio, proporcionando una base teórica sólida junto con aplicaciones prácticas. Esta combinación permitió a los bailarines y maestros no solo aprender los pasos y movimientos del ballet, sino también comprender los principios subyacentes detrás de estos.

 Influencia en la Enseñanza del Ballet

El enfoque sistemático y detallado de Blasis en la enseñanza del ballet marcó un antes y un después en la pedagogía de este arte. Sus libros se convirtieron en manuales esenciales en las escuelas de ballet de todo el mundo, sentando las bases para la formación técnica de los bailarines. La claridad con la que presentaba los conceptos y su aplicación práctica facilitó la estandarización de la enseñanza del ballet, asegurando que los estudiantes de diferentes partes del mundo aprendieran bajo los mismos principios fundamentales.

 Contribución a la Expresión Artística

Más allá de la técnica, Blasis entendió el ballet como una forma de expresión artística. Su obra animaba a los bailarines a ir más allá de la mera ejecución técnica y a explorar la expresividad y el arte inherentes en cada movimiento. Este enfoque ayudó a elevar el ballet de una exhibición de habilidades físicas a una forma de arte emocional y expresiva.

Legado Duradero

El legado de Carlo Blasis, consolidado a través del «Codex Terpsichore» y el «Treatise on Salon Dancing», perdura en el mundo del ballet clásico. Estas obras no solo formaron la base de la técnica del ballet, sino que también influenciaron la evolución artística del ballet, inspirando a generaciones de bailarines y coreógrafos a buscar una fusión de técnica, expresión y arte en sus interpretaciones. Su impacto sigue siendo una referencia indispensable en la formación de los bailarines de ballet clásico contemporáneos.

La «Guía Completa de la Danza»

En 1830, Blasis combinó sus conocimientos y experiencias previas en la monumental «Guía completa de la danza», publicada en francés. Este tratado fue concebido como una herramienta integral tanto para estudiantes como para profesores de ballet, abarcando exhaustivamente la teoría y la práctica del ballet. Su contenido no solo se limitaba a las técnicas de ballet, sino que también exploraba la evolución histórica y los desarrollos contemporáneos de la danza.

 Influencia y Legado

La influencia de Blasis en el mundo del ballet fue inmensa. A través de sus enseñanzas y su libro, ayudó a estandarizar la técnica del ballet en toda Europa. Muchos de sus alumnos se convirtieron en maestros y coreógrafos influyentes, ayudando a difundir sus métodos y asegurando que su enfoque pedagógico perdurara a través de las generaciones.

El «Code of Terpsichore», en particular, sigue siendo una referencia esencial para los estudiantes y profesionales del ballet. Los principios que Blasis estableció en este tratado continúan formando la base de la técnica del ballet clásico, demostrando que su trabajo no solo fue relevante en su tiempo, sino que también ha resistido la prueba del tiempo.

 Conclusión

Carlo Blasis no solo fue un gran maestro y coreógrafo, sino también un innovador y un teórico que entendió profundamente el ballet como una forma de arte. Su legado reside no solo en sus coreografías y enseñanzas, sino también en su capacidad para sistematizar y codificar la técnica del ballet. Su trabajo estableció un fundamento que ha formado y continuará formando a generaciones de bailarines, manteniendo vivo el espíritu y la técnica del ballet clásico.

Obra:

En 1820, Carlo Blasis publicó un análisis significativo sobre las técnicas del ballet en su obra «Traité élémentaire, théorique, et pratique de l’art de la danse» (Tratado Elemental, Teórico y Práctico sobre el Arte de la Danza). Entre sus contribuciones más notables está la pose «Actitud», inspirada en la estatua de Mercurio de Giovanni da Bologna. Esta postura fue posteriormente desarrollada y expandida por Enrico Cecchetti.

Aunque Blasis creó numerosas coreografías, su fama y legado perduran más por sus escritos teóricos sobre el ballet. Fue un pionero en integrar conceptos de ballet como la ligereza y la gracia con los principios de la geometría y la física del cuerpo en movimiento. En su obra «The Code of Terpsichore» de 1828, Blasis catalogó un conjunto de poses de danza, estableciendo lo que podría considerarse como el primer sistema integral para la sistematización de la danza.

Blasis aplicó la geometría y la física matemáticas para revolucionar la teoría del ballet. Introdujo el concepto de un «eje de movimiento», una línea vertical que atraviesa la pose del bailarín, definiendo así el centro de equilibrio del cuerpo.

En el ámbito de la pedagogía del ballet, Blasis fue innovador. Propuso que los instructores describieran las poses antes de que los estudiantes las practicaran, sugiriendo incluso que los estudiantes más aplicados llevaran consigo dibujos de estas poses para estudiarlas en casa, similar a como un niño estudia su primer libro de lectura.

Blasis creía que a través de las poses codificadas en su sistema, los bailarines podían alcanzar las cualidades deseables en el ballet, como la facilidad de movimiento y la elegancia. En sus notas sobre el baile, valoraba los ballets que mostraban una riqueza emocional, como en «La Tarantela Napolitana», donde elogiaba la visibilidad del amor y el placer en cada movimiento.

Con estas prácticas, Blasis buscaba guiar el naciente ballet romántico hacia líneas más clásicas. Se interesó en movimientos que en su época eran considerados excesivamente virtuosos, como la pirueta, que dividió en fases de preparación, ejecución y finalización, mucho antes de que estos movimientos se generalizaran en el ballet de la era de Marius Petipa.

Desde 1838 hasta 1853, Blasis y su esposa, Annuniciata Ramaccini, dirigieron lo que hoy es la Escuela de Ballet del Teatro La Scala. Entre sus estudiantes estuvieron primeras bailarinas como Fanny Cerrito y Carolina Rosati. Blasis estaba particularmente orgulloso de un grupo de bailarinas a las que llamó sus «Pléyades», incluyendo a Marietta Baderna y Amalia Ferraris, destacando por su excepcional talento y técnica.

  • Traité élémentaire, Théorique et Pratique de l’Art de la Danse contenant les développemens, et les demostrations des principes généraux et particuliers, qui doivent guider le danseur. Bolonia 1820. –
  • Italiano: Trattato elementare, teorico-pratico sull’arte del Ballo, contenente li sviluppi, e dimostrationi de ‘principi generali, e particolari, che devono guidare il ballerino (ex. P. Campilli), Forlì 1830.
  • Alemán: Nueva escuela de danza completa para el mundo elegante; o instrucción comprensible y completa en danza social y teatral; Destinado al autoaprendizaje así como un manual para profesores de danza. Ilmenau 1830.
  • El código de Terpsícore: un tratado histórico y práctico sobre el ballet, la danza y la pantomima; con una teoría completa del arte de la danza (traducción: R. Burton), Londres: J. Bulcock, 1828.
  • Reimpresión: El arte de bailar. Compuesto por su teoría y práctica, y una historia de su ascenso y progreso desde los primeros tiempos (traducción: R. Burton), Londres: E. Bull, 1831.
  • Reimpresión de «The Code»: The Theory of Theatrical Dancing con un capítulo sobre pantomima, editado de Carlo Blasis Code of Terpsichore, con las láminas originales de Stewart D. Headlam (trad .: S. Headlam), Londres: Verinder, 1888.
  • Traducción francesa de «El Código»: Manuel complet de la danse, ou traité théorique et pratique de cet Art depuis les temps les plus reculés jusqu’a nos jours. París: Roret, 1830.
  • Reimpresión: Code complet de la danse. París: Audin, 1830.
  • Reimpresión de “Manuel”: Nouveau Manuel Complet de la Danse, comprenant la théorie, la pratique et l’histoire de cet art depuis les temps les plus reculés jusqu’a nos jours. París: Roret, 1866, 1884.
  • El libro de las señoritas. Londres 1829.
  • Studi sulle arti imitatrici. Milán 1844.
  • Notas sobre el baile. Londres: Delaporte, 1847
  • Dello stato attuale del Ballo, mimica e della coreografia. Torino 1852.
  • Charles Villeneuve . En: Gazetta dei teatri. 18 de mayo de 1854.
  • Del Carattere della Musica sacra e del sentimento religioso. Milán 1854.
  • L’Uomo fisico, intellettuale e morale, opera di Carlo Blasis. Milán 1857.
  • L’Uomo fisico, intellettuale e morale, opera di Carlo Blasis. Milán 1857.
  • Leonardo da Vinci por Carlo Blasis. Milán 1872.
(Lettre de Carlo Blasis à F. Regli, de Milan, 13 octobre 1859) (manuscrit autographe) - btv1b10862864q (1 of 3)
(Lettre de Carlo Blasis à F. Regli, de Milan, 13 octobre 1859) (manuscrit autographe) Bibliothèque nationale de France, Public domain, via Wikimedia Commons

 El «Code of Terpsichore» de Carlo Blasis: Un Fundamento del Ballet Clásico 

El «Code of Terpsichore», escrito por el maestro de ballet italiano Carlo Blasis en el siglo XIX, es uno de los tratados más influyentes en la historia del ballet. Este compendio es fundamental para entender el desarrollo y la codificación de la técnica del ballet clásico tal como lo conocemos hoy.

  Contexto Histórico y Publicación

Carlo Blasis, nacido en 1797, fue una figura destacada en el mundo del ballet durante un período crucial de su desarrollo. Su «Code of Terpsichore», publicado por primera vez en 1820, fue una de las primeras tentativas sistemáticas de definir y estructurar la técnica del ballet. El libro lleva el nombre de Terpsícore, la musa de la danza en la mitología griega, y se convirtió en una obra de referencia esencial para bailarines y maestros de ballet.

 Importancia para el Mundo de la Danza

La importancia del «Code of Terpsichore» radica en su enfoque sistemático y detallado para enseñar y comprender el ballet. En una época en que el ballet estaba evolucionando rápidamente y expandiéndose más allá de sus raíces cortesanas, el tratado de Blasis proporcionó un marco técnico y teórico esencial. Ayudó a estandarizar la enseñanza del ballet en toda Europa y sentó las bases para la técnica del ballet clásico.

  Principales Planteamientos

1. **Técnica y Postura**: Blasis enfatizó la importancia de una correcta alineación del cuerpo y una postura elegante. Introdujo principios como la «posición de aplomo» (equilibrio), que es fundamental para la técnica de ballet.

2. **Posiciones Básicas del Ballet**: El tratado codificó las cinco posiciones básicas de los pies en el ballet, que son esenciales para casi todos los movimientos en este arte.

3. **Piruetas y Saltos**: Blasis detalló la técnica para ejecutar piruetas y saltos, aspectos que son vitales en el repertorio de ballet. Su enfoque en la precisión y el control sigue siendo relevante para los bailarines de hoy.

4. **Expresión Artística**: Aunque el «Code of Terpsichore» es conocido por su énfasis en la técnica, Blasis también abordó la importancia de la expresión artística en el ballet. Argumentó que la danza no es solo un ejercicio físico, sino también una forma de arte que requiere interpretación y emoción.

5. **Entrenamiento del Bailarín**: Blasis también ofreció consejos sobre el entrenamiento y el desarrollo de los bailarines, desde ejercicios de flexibilidad y fortalecimiento hasta consejos sobre la interpretación y el estilo.

 Conclusión

El «Code of Terpsichore» de Carlo Blasis es mucho más que un manual técnico; es un documento histórico que captura la esencia del ballet clásico en un momento crucial de su desarrollo. Su influencia se extiende a lo largo de los siglos, informando y moldeando la enseñanza del ballet. Para estudiantes, maestros y profesionales del ballet, el tratado de Blasis sigue siendo una fuente valiosa de conocimiento y un recordatorio de los principios fundamentales que conforman el corazón de esta forma de arte refinada y exigente.

Bibliografía

  • Blasis, Carlo, Studi intorno all’arte e al genio di Leonardo da Vinci, Milano, Enrico Politti Tipografo Editore, 1872.
  • Blasis, Carlo, Trattato dell’arte della danza, a cura di F. Pappacena, Roma, Gremese, 2008.
  • Flavia Pappacena, Ricostruzione della linea stilistica di Carlo Blasis, Chorégraphie, n. s., n. 1, 2001, Roma, Meltemi, 2003.
  • Flavia Pappacena, Il Trattato di Danza di Carlo Blasis 1820-1830 / Carlo Blasis’ Treatise on Dance 1820–1830 (CNR – “Progetto Finalizzato Beni Culturali”), Lucca, LIM, 2005 (II ed. della sezione italiana: Il rinnovamento della danza tra Settecento e Ottocento. Il trattato di danza di Carlo Blasis, Lucca, LIM, 2009).