Expresionismo alemán

Al igual que el barroco, el romanticismo y el realismo, el expresionismo ha existido siempre en diferente medida en todas las expresiones artísticas. Como corriente, se sitúa entre 1880-1930. Fue un movimiento esencialmente germánico que se extendió luego a los demás países europeos. Los expresionistas, a diferencia de otros movimientos artísticos, nunca estuvieron agrupados, siendo notable su tendencia a la soledad.

El expresionismo, un movimiento cultural multifacético originado en Alemania a principios del siglo XX, marcó una profunda huella en la historia del arte y la cultura. Se manifestó en una diversidad de campos, como las artes plásticas, la arquitectura, la literatura, la música, el cine, el teatro, la danza y la fotografía, con su primera aparición destacada en la pintura. Este movimiento coincidió temporalmente con el fauvismo francés, situándolos juntos como pioneros de las vanguardias históricas.

Caracterizado por su heterogeneidad, el expresionismo no se definía por un estilo único, sino más bien por una actitud y una interpretación artística que reunía a artistas de diversas tendencias y niveles intelectuales. Emergió como una reacción al impresionismo y su naturalismo, promoviendo un arte más personal e intuitivo que daba prioridad a la visión interna y a la «expresión» del artista sobre la representación objetiva de la realidad o la «impresión».

El núcleo del expresionismo radicaba en la distorsión de la realidad para expresar subjetivamente la naturaleza y el ser humano, enfatizando la expresión de los sentimientos por encima de la descripción objetiva. Este enfoque lo hacía aplicable a cualquier época y lugar, llevando a que obras de artistas como Matthias Grünewald, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco o Francisco de Goya fueran a menudo clasificadas como expresionistas.

 

Ernst Ludwig Kirchner - Fränzi in front of a Carved Chair Ernst Ludwig Kirchner - Fränzi in front of a Carved Chair Ernst Ludwig Kirchner, Public domain, via Wikimedia Commons
The Blue Rider by Franz Marc 1912 The Blue Rider by Franz Marc 1912 Franz Marc, Public domain, via Wikimedia Commons
Wassily Kandinsky, 1903, The Blue Rider (Der Blaue Reiter), oil on canvas, 52.1 x 54.6 cm, Stiftung Sammlung E.G. Bührle, Zurich Wassily Kandinsky, 1903, The Blue Rider (Der Blaue Reiter), oil on canvas, 52.1 x 54.6 cm, Stiftung Sammlung E.G. Bührle, Zurich Wassily Kandinsky, Public domain, via Wikimedia Commons

El jinete azul.

Este movimiento se vio profundamente influenciado por el contexto histórico de la Alemania prebélica, la Primera Guerra Mundial y el período de entreguerras, reflejando a través de colores violentos y temáticas de soledad y miseria, la amargura de esa era. El expresionismo buscaba renovar los lenguajes artísticos, enfatizando la libertad individual, la subjetividad, el irracionalismo, y a menudo abordaba temas considerados prohibidos o tabú, como lo morboso, lo demoníaco y lo sexual.

La diversidad del expresionismo se evidencia en sus múltiples facetas: modernista (Munch), fauvista (Rouault), cubista y futurista (Die Brücke), surrealista (Klee), abstracto (Kandinski), entre otros. Aunque tuvo su mayor difusión en Alemania, influenció a artistas en toda Europa y América. En Alemania, se centró principalmente alrededor de dos grupos: Die Brücke y Der Blaue Reiter, aunque también hubo artistas independientes. Tras la Primera Guerra Mundial, surgió la Nueva Objetividad, que, aunque rechazaba el individualismo del expresionismo, heredó su distorsión formal y colorido intenso.

La transición del siglo XIX al XX fue un período de cambio político, social y cultural significativo. Durante la Belle Époque, la burguesía experimentó un auge político y económico, reflejado en el modernismo, un movimiento artístico que celebraba el lujo y la ostentación de esta nueva clase dirigente. Sin embargo, los desafíos planteados por las revoluciones y el temor a su repetición llevaron a concesiones políticas como las reformas laborales y la educación básica obligatoria. Estos cambios, junto con el declive del analfabetismo, dieron lugar a una mayor difusión de la cultura de masas a través de medios de comunicación en expansión.

El arte, particularmente, se transformó con los avances técnicos como la fotografía y el cine, impulsando a los artistas a buscar nuevas formas de expresión más allá de la mera imitación de la realidad. Influenciados por teorías científicas revolucionarias, como la relatividad de Einstein y el psicoanálisis de Freud, los artistas comenzaron a explorar la subjetividad y el inconsciente, dando lugar a los movimientos de vanguardia. Estos movimientos buscaban integrar el arte en la vida y la sociedad, involucrando al espectador en la percepción y difusión del arte, lo que fomentó el auge de galerías y museos.

Entre estas vanguardias, el expresionismo destacó por su enfoque en la expresión interna y los sentimientos, en contraste con la representación externa característica del impresionismo. Esta búsqueda de nuevas formas de captar la existencia y reflejar lo inmutable de la naturaleza humana llevó al desarrollo del expresionismo abstracto y el informalismo. El expresionismo, nacido como reacción al positivismo y al progreso científico, reflejaba un creciente escepticismo y una crisis en el desarrollo humano, exacerbada por la Primera Guerra Mundial.

El origen del expresionismo en Alemania puede atribuirse a un profundo interés en el arte y la estética cultivado durante el siglo XIX, con influencias que abarcan desde el romanticismo hasta teorías culturales y estéticas. Este interés se centró en la necesidad del artista de expresarse y en la creciente alienación del artista respecto al mundo exterior. Este clima cultural también favoreció la apreciación del arte popular y no occidental, lo que influyó en la evolución del movimiento.

En Alemania, el expresionismo fue más un concepto teórico que un programa artístico unificado. Se manifestó a través de diversas formas de arte y presentó significativas diferencias estilísticas y temáticas entre sus adherentes y en diferentes periodos y regiones. Después de la Primera Guerra Mundial, el expresionismo influyó en el cine y el teatro, aunque perdió su significado original bajo el régimen nazi, que lo denigró como «arte degenerado». Este rechazo condujo a la confiscación y destrucción de numerosas obras de arte.

Tras la Segunda Guerra Mundial, aunque el expresionismo como estilo disminuyó, su influencia perduró en varias corrientes artísticas de la segunda mitad del siglo XX, incluyendo el expresionismo abstracto en Estados Unidos, el informalismo, el grupo CoBrA y el neoexpresionismo alemán, así como en el trabajo de artistas individuales.

Corinth Ecce homo
Corinth Ecce homo Lovis Corinth, Public domain, via Wikimedia Commons

El movimiento artístico conocido como expresionismo, aunque típicamente asociado con Alemania en los albores del siglo XX, se utiliza también en un sentido más amplio por historiadores y críticos de arte para describir el estilo distintivo de una amplia gama de artistas a través de la historia. Definido por su enfoque en deformar la realidad para lograr una expresión más emocional y subjetiva de la naturaleza y la humanidad, el expresionismo se extiende más allá de una época o región específica. Así, se ha etiquetado como expresionistas las obras de artistas como El Bosco, Matthias Grünewald, Quentin Metsys, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco, Francisco de Goya y Honoré Daumier, entre otros.

El expresionismo encuentra sus raíces en estilos como el simbolismo y el postimpresionismo, así como en movimientos como los Nabis y en la obra de artistas como Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent Van Gogh. Comparte afinidades con el neoimpresionismo y el fauvismo en su experimentación con el color. Los expresionistas se nutrieron de múltiples influencias, destacando el arte medieval, especialmente el gótico alemán, con su énfasis en la expresión sobre la forma y la corporeidad. La escultura gótica alemana, con figuras como Veit Stoss y Tilman Riemenschneider, y pintores tardomedievales como Matthias Grünewald, con su intensidad emocional y distorsión formal, fueron también fuentes de inspiración.

El arte primitivo, en particular de África y Oceanía, ofreció a las vanguardias artísticas un nuevo paradigma de libertad expresiva y originalidad, impactando en la percepción del volumen y el color. Estos objetos, con su conexión directa con la naturaleza y lo espiritual, influyeron en la búsqueda expresionista de una comunicación más íntima y sin mediaciones.

Un pilar fundamental del expresionismo fue el postimpresionismo, particularmente en las obras de Cézanne, Gauguin y Van Gogh, quienes revolucionaron la percepción de la realidad, el color y la forma, y reflejaron sus mundos interiores en sus obras. Cézanne inició un proceso de desfragmentación de la realidad en formas geométricas, Gauguin exploró el uso de colores planos y simbólicos, y Van Gogh se caracterizó por la falta de perspectiva y el uso de colores vibrantes para expresar sus estados anímicos.

Los expresionistas también se vieron profundamente influenciados por Edvard Munch, con sus escenas angustiosas y colores intensos, y James Ensor, cuyas obras irreverentes y burlescas, cargadas de un humor ácido, abordaron temas populares con un enfoque enigmático y absurdo. La obra de Ensor, como «La entrada de Cristo a Bruselas», con su interpretación irreverente de temas religiosos, causó gran controversia en su tiempo.

Expresionista es todo lo que sacude la armonía preestablecida, lo que se inscribe en la forma con ferocidad y asimetría, es lo puntiagudo, lo zigzagueante, lo desgarrado. Sus temas son: la locura, la repetición, la presencia del doble, el salvajismo sexual y primario, el espanto, la mueca, la gestualidad sin pudor, la agitación de la metrópoli, la muerte. Más importante que la apariencia de las cosas resultan los sentimientos, la superposición a la realidad de la expresión subjetiva.

La aventura expresionista es la de toda una generación que apenas salida de la adolescencia debió enfrentarse a una gran guerra, crisis económica, confusión moral, lucha de clases, ley de la selva hecha cotidianeidad donde millones de individuos son pisoteados y dislocados. Dentro de este contexto se ubica Mary Wigman (1886-1973) como el más alto exponente de la danza expresionista alemana. Nació en la ciudad de Hannover y comenzó a estudiar danza a los 20 años. Sus ideas, teorías y práctica dancística provienen de sus estudios con Jaques Dalcroze, Rudolf von Laban y las investigaciones realizadas sobre el gesto y el movimiento de Francoise Delsarte, un gran estudioso y pedagogo francés del siglo XIX.

MaryWigmanMerkelbach1922 MaryWigmanMerkelbach1922 Jacob Merkelbach, Public domain, via Wikimedia Commons

Mary Wigman

Mary Wigman 1922. Foto Eduard Wasow Eduard Wasow, Public domain, via Wikimedia Commons

A comienzos del siglo XX había en toda Europa un clima de euforia, agitación y confianza por los avances técnicos, científicos y la creencia en el progreso. Desde la teoría de la relatividad de Einstein hasta las teorías Freudianas sobre el inconsciente y la interpretación de los sueños como la aviación, el automovilismo y la radio tuvieron un fuerte impulso en este período. En este clima de confianza y euforia comenzaron a surgir nuevos artistas que revelan la pequeñez y fragilidad del individuo (como ser individual) en el mundo, lo indefenso que era. Nietzsche había anunciado la muerte de Dios y a partir de esta idea, las vanguardias artísticas de la época crearon una nueva forma de experimentar el arte.Hicieron un arte donde la liberación de los instintos, la reflexión sobre el tiempo presente y la ruptura con las formas clásicas de pensar lo artístico, lo estético los definiera. Mostraban la decadencia de la sociedad, contrastes de clases sociales, la miseria, prostíbulos, entre otras cosas; en este contexto surge el movimiento Expresionista, inicialmente en Alemania. Fue en un momento de desesperación ante el clima de guerra y ciertos aspectos de ese tiempo. Surge como contrapartida del Impresionismo.

 

La danza expresionista recobra el movimiento libre, una interacción más dinámica con el espacio, y la posibilidad de la auto expresión corporal.Coincidió con la figura del grupo El Jinete Azul, tenía un lado más espiritualista, rechaza la idea de la danza clásica y con ello consigue una forma más abrupta de moverse.

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Rudolf von Laban

Kurt Jooss, Bestanddeelnr 924-4262 Anefo, CC0, via Wikimedia Commons

Kurt Joss

Choreografen, dansers, danseressen, Bestanddeelnr 924-4261 Kurt Joss en ensayos Anefo, CC0, via Wikimedia Commons

La eliminación de perspectiva unidimensional para aprovechar el espacio abierto, ampliado, que responde a los descubrimientos de la física moderna, la revalorización de la dimensión cotidiana, el abandono de escenarios y sustituidos por espacios abiertos como jardines, la palabra, el ruido ambiente, que constituye a la irrupción de la música,  todo ésto es una ruptura de lo estético-expresivo.Para ella la expresión proporcionaba vida, fuerza y sentido a la forma, ésta debía surgir sólo a partir de la primera. La danza fue su medio de auto expresión y autorrealización. Utilizó máscaras para enfatizar la expresión de su rostro. Debido a su amplio conocimiento sobre la expresión facial, lograba impresionantes transformaciones en su cara, cuando no llevaba máscaras. Obtuvo importantes logros en la técnica de la improvisación. Gustaba de los movimientos en los niveles bajo y medio: arrodillada, agachada, gateando, arrastrándose, deslizando, cayéndose, en ocasiones completamente acostada en el suelo. En otros momentos concebía la danza al estilo oriental, sentada, utilizando el torso, los brazos y las manos.

Consideraba fundamental la relación del bailarín con el espacio: penetrar, conocer, entender y dominar el espacio para recrearlo en formas visibles.

Nos plantea la necesidad de mantener un actitud abierta hacia nuevos conocimientos. Mentalidad amplia que conduzca la exploración y la experimentación. Mantener un conocimiento que dé cabida al planteamiento sólido de las hipótesis. El trabajo de Rudolf Laban resulta importante para el estudio de la danza porque, gracias a él, pudo concebirse lo que es la escritura del movimiento. Laban pensaba que si la música podía escribirse al igual que el lenguaje hablado, entonces sería posible transcribir el movimiento. Interesado en las ciencias esenciales para la comprensión del movimiento, Laban estudió matemáticas, física, química, anatomía y fisiología. Viajó alrededor del mundo en busca de la actividad natural y cultivada. El ballet reclamó su mayor atención. Fue enemigo declarado de las “puntas” y creía que el gesto expresivo tenía que dar origen a una liberación total del alma y del cuerpo.

Para Wigman tiempo, espacio y energía son elementos que un bailarín debe conocer profundamente para dar vida a una danza. Fue una de las primeras que realizaron coreografías totalmente en silencio, sostenía que la danza es un acto independiente de la música.

En ocasiones utilizaba instrumentos de percusión de procedencia oriental o de cuerdas arcaicas. Su técnica está vinculada al principio de tensión-relajación basado en el ritmo respiratorio. La fuerza o energía del cuerpo que se opone a la ley de gravedad o coopera con ella, que dirige su energía hacia el centro o la periferia del cuerpo son las cuestiones que el bailarín debe abordar y controlar.

Su estética expresionista se plasmaba en obras como la célebre “Danza de la bruja”, una obra impresionante de la estética feísta. Sus danzas trataban los temas descarnadamente, presentando el lado oscuro de la personalidad; se alejaba así del preciosismo que había caracterizado a la danza, sobre todo en el ballet. En 1920 abrió su escuela; sus alumnos se convirtieron en exponentes de su tipo de danza, no sólo en Europa, sino también en América, donde llegaron a colaborar asiduamente en los musicales de Broadway.

En la disputa con Mary Wigman, Laban y Joos se unieron, con la idea de desarrollar un tipo de danza moderna donde el elemento teatral y escénico no se perdiera del todo. Joos, en 1932, llevó su gran obra, “La mesa verde”, al primer certamen coreográfico, que se celebró en París, para luego represetnarlo en Nueva York con gran éxito. “La mesa verde” era un retrato descarnado de los efectos de la guerra sobre la población. Es el único ballet expresionista que ha llegado hasta nuestros días. El trabajo de Joos tuvo una gran influencia posterior: en Inglaterra influyó en Anthony Tudor y en Frederick Ashton. En Alemania, influirá en Pina Bausch, representante principal de la danza-teatro.

Estas corrientes expresionistas alemanas tuvieron una gran influencia en las coreografías del musical americano. La discípula de Mary Wigman, Hanya Hom, enviada a Estados Unidos para difundir sus ideas y técnicas, comenzó a coreografiar musicales en Broadway con gran éxito.

La danza Expresionista fue propulsora de muchas idealismos como dejar la danza clásica atrás y comenzar a ver el presente y plasmar esas ideas en escena; ser más liberales y espirituales, donde el movimiento se relacione con el espacio. Comenzamos a ver elementos como la respiración, el peso, tiempo, flujo y espacio son fundamentos que el bailarín debe de incluir en su danza. Todos esos elementos que se dieron en aquel momento después de investigaciones acerca del cuerpo y su movimiento, siguieron siendo y son fundamentales en la danza hoy en día. 

Bundesarchiv Bild 102-08707, Berlin, Tanzschule Laban Archivos Federales Imagen 102-08707, Berlín, Escuela de Danza Laban. Bundesarchiv, Bild 102-08707 / CC-BY-SA 3.0, CC BY-SA 3.0 DE, via Wikimedia Commons

Expresionismo

Definición y características

El cambio de siglo del XIX al XX trajo consigo transformaciones significativas en los ámbitos político, social y cultural. Destacó el ascenso de la burguesía durante la Belle Époque, cuyo esplendor quedó reflejado en el modernismo, un movimiento artístico al servicio del lujo y la opulencia de esta nueva clase dominante. Paralelamente, las secuelas de varias revoluciones, incluyendo la fallida Comuna de París de 1871, impulsaron a las clases gobernantes a implementar reformas sociales y laborales, y a establecer la educación básica obligatoria. Este período también presenció un descenso en el analfabetismo y un aumento en los medios de comunicación, lo que facilitó una difusión más amplia y rápida de los fenómenos culturales, dando origen a la «cultura de masas».

En el ámbito del arte, los avances técnicos como la fotografía y el cine desafiaron la función tradicional del artista, alejándose de la mera imitación de la realidad. Las nuevas teorías científicas, incluyendo la teoría de la relatividad de Einstein y el psicoanálisis de Freud, también influyeron en esta evolución, llevando a los artistas a cuestionar la objetividad del mundo percibido y a buscar nuevos lenguajes y formas de expresión. Esto condujo al surgimiento de los movimientos de vanguardia, que buscaban integrar el arte en la vida cotidiana y en la sociedad, convirtiendo su obra en una expresión del inconsciente colectivo y fomentando una interacción más activa del espectador.

El expresionismo es una de las principales «vanguardias históricas» de principios del siglo XX, que abarca hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, junto con movimientos como el fauvismo, cubismo, futurismo, constructivismo, neoplasticismo, dadaísmo y surrealismo. Estos movimientos están íntimamente ligados al concepto de modernidad, marcado por el rechazo al determinismo y la supremacía de la religión, a favor de la razón, la ciencia, el objetivismo y el individualismo.

El término «expresionismo» fue acuñado inicialmente por el pintor francés Julien-Auguste Hervé en 1901 y luego adoptado en Alemania. El escritor Herwarth Walden, editor de la revista «Der Sturm», jugó un papel clave en la difusión del expresionismo en Alemania. Este movimiento se desarrolló como una respuesta al impresionismo, enfocándose en la representación de los sentimientos internos del artista más que en una representación fiel de la realidad externa. Los expresionistas empleaban la línea y el color de manera emotiva, marcando una ruptura significativa con el arte de la generación anterior.

El rechazo al positivismo y al progreso basado en la ciencia y la tecnología fue un factor clave en el nacimiento del expresionismo, que se manifestó en la literatura y el arte como una crítica a los valores sociales y políticos de la época, especialmente en Alemania. El movimiento no se limitó a un programa artístico colectivo, sino que se manifestó a través de una amplia variedad de estilos y medios, extendiéndose geográfica y temporalmente más allá de sus orígenes alemanes.

Después de la Primera Guerra Mundial, el expresionismo influyó en el cine y el teatro alemán, aunque su significado original se diluyó. Bajo el régimen nazi, fue denigrado como «arte degenerado» y muchas obras fueron confiscadas y destruidas o vendidas. A pesar de su declive como estilo después de la Segunda Guerra Mundial, el expresionismo dejó una influencia duradera en varias corrientes artísticas de la segunda mitad del siglo XX, como el expresionismo abstracto estadounidense, el informalismo, el grupo CoBrA y el neoexpresionismo alemán.

Orígenes e Influencias

Aunque el expresionismo es principalmente reconocido como un movimiento artístico originario de Alemania en el siglo XX, su definición se extiende más allá, utilizándose de manera general para describir el estilo de una amplia gama de artistas a lo largo de la historia. Este estilo se caracteriza por la transformación de la realidad para transmitir una visión más emocional y subjetiva de la naturaleza y del ser humano, haciendo del expresionismo un fenómeno aplicable a cualquier tiempo y lugar. De esta manera, la obra de artistas como El Bosco, Matthias Grünewald, Quentin Metsys, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco, Francisco de Goya y Honoré Daumier se ha identificado frecuentemente con el expresionismo.

El expresionismo tiene sus raíces en movimientos como el simbolismo y el postimpresionismo, así como en los Nabis y en artistas como Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent Van Gogh. Además, comparte elementos con el neoimpresionismo y el fauvismo en términos de experimentación con el color. Las influencias en los expresionistas fueron diversas, empezando por el arte medieval, especialmente el gótico alemán, que priorizaba la expresión sobre la forma física, simbolizando más que representando personajes, y enfatizando la mirada y los sentimientos más que la realidad tangible.

El arte primitivo, particularmente de África y Oceanía, también fue una fuente de inspiración, brindando nuevas perspectivas en cuanto a la libertad de expresión, la originalidad, las formas, los materiales y la trascendencia del objeto artístico. Estos elementos se reflejan en la obra de artistas como Edvard Munch, cuyas pinturas angustiosas como «El grito» son ejemplares del expresionismo, y James Ensor, cuyas obras mezclan lo enigmático e irreverente, con un uso distintivo del humor y la representación de lo absurdo y lo burlesco.

El postimpresionismo tuvo una influencia significativa, especialmente en las técnicas y enfoques de Cézanne, Gauguin y Van Gogh. Cézanne inició una desfragmentación de la realidad en formas geométricas, Gauguin introdujo una nueva relación entre el plano y la profundidad con colores planos y simbólicos, y Van Gogh se caracterizó por la intensidad y la falta de perspectiva en su obra, reflejando sus estados anímicos a través de colores y pinceladas dramáticas. Estos elementos colectivamente conformaron la base sobre la cual el expresionismo se desarrolló y se expandió, abarcando una amplia gama de técnicas, estilos y temas, y dejando una huella perdurable en la historia del arte.

Contexto histórico del expresionismo.

Luego de la SGM el expresionismo resurgió de manera abstracta en EE.UU.

El expresionismo surge durante los primeros años del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial y en medio de las llamadas “Vanguardias históricas”.

En esta época se gestaba el rechazo a la filosofía positivista, una doctrina de pensamiento racionalista que deposita su fe en el progreso y el avance científicos como conductores de la sociedad, lo cual se tradujo en una atmósfera de pesimismo, crítica y pérdida de valores humanos, que el expresionismo supo bien reflejar.

Esta atmósfera sólo empeoraría luego de la Primera Guerra Mundial y el expresionismo ampliaría sus horizontes al cine y el teatro, convirtiéndose en un movimiento bastante central en el imaginario de la época. Esto duraría hasta la Segunda Guerra Mundial, pues sería catalogado por los nazis como “arte degenerado” y vinculado al comunismo; aunque resurgiría brevemente en los Estados Unidos como expresionismo abstracto.

Edvard Munch - The Scream - Google Art Project Edvard Munch - The Scream - Google Art Project Edvard Munch, Public domain, via Wikimedia Commons

Estilo dentro del expresionismo

Si bien en el expresionismo se dieron cita numerosos artistas de estéticas distintas, siempre predominó en el movimiento la preocupación por el contenido subjetivo de la obra por encima de la armonía y el parecido con la realidad de sus formas. La importancia se concedía a la visión “interior” del artista y no a la imitación de la vida cotidiana.

Esto en algunos casos podía producir arte más figurativo o más abstracto, conforme a los intereses y estilos del artista, e incluso en formas artísticas como la literatura o la arquitectura, implicaron una verdadera renovación artística que tendió hacia lo abstracto y lo reflexivo.

ARQUITECTURA EXPRESIONISTA

La arquitectura expresionista experimentó con perspectivas utópicas.

La arquitectura expresionista se cultivó particularmente en Alemania, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Austria y Checoeslovaquia, fuertemente influenciada por el modernismo y por la crítica al funcionalismo, al cual acusó Paul Scheerbart en su ensayo Arquitectura de cristal (1914) de carecer de artisticidad.

 

Goetheanum Vista lateral del Goetheanum, sede de la Sociedad Antroposófica 10 August 1997 Fuente Self-published work by Landwirt Autor Landwirt, Stefan Stegemann Landwirt, Stefan Stegemann, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

Esta tendencia aprovechó la fabricación masiva de la época de distintos materiales de construcción como ladrillos, aceros y vidrios, para ampliar sus posibilidades y experimentar con perspectivas utópicas y formas más osadas, a menudo incursionando en ciertos excesos estilísticos.

El movimiento de la arquitectura expresionista surgió en Europa durante las primeras décadas del siglo XX, evolucionando de forma paralela al expresionismo en otras artes. Inicialmente, el término se aplicó a una variedad de proyectos vanguardistas en Alemania, Países Bajos, Austria, Checoslovaquia y Dinamarca, entre 1910 y 1924. Con el tiempo, se reconoció que el movimiento incluía también obras desde 1905 y se extendía más allá de estos países, englobando un ámbito más amplio en Europa. La arquitectura expresionista se caracteriza por elementos como la distorsión, la fragmentación y la expresión de emociones intensas, sin importar su lugar de origen o el período en que se construyeron.

Grundtvigskirken-vest-2005-3 Vista de la fachada occidental de la iglesia de Grundtvig en Dinamarca, uno de los pocos ejemplos de iglesia expresionista. Hans Andersen, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

Este estilo arquitectónico mostró similitudes con lo que actualmente se denomina premodernismo, tanto en el uso de materiales innovadores como en su diseño formal. Esto incluye el empleo de formas biomórficas y el aprovechamiento de las posibilidades que ofrecía la producción masiva de materiales de construcción como el ladrillo, el acero y el vidrio. Muchos de los arquitectos expresionistas participaron en la Primera Guerra Mundial, y su experiencia, combinada con los cambios políticos y sociales resultantes de la Revolución alemana de 1919, los llevó a adoptar visiones utópicas y un enfoque socialista romántico. Las restricciones económicas de la época limitaron la construcción física, dejando muchas obras expresionistas importantes solo en papel, como la «Architecture Alpine» de Bruno Taut o el «Formspiels» de Hermann Finsterlin. Sin embargo, se realizaron numerosas construcciones destinadas a exposiciones, así como trabajos innovadores en escenografías para teatro y cine.

Eventos significativos en la arquitectura expresionista incluyen la exposición del Deutscher Werkbund en Colonia en 1914 y las actividades de la Escuela de Ámsterdam. Un ícono de este movimiento es la Torre Einstein de Erich Mendelsohn en Potsdam. A partir de 1925, figuras prominentes del expresionismo como Bruno Taut, Hans Poelzig y el propio Mendelsohn, se inclinaron hacia la Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit), un enfoque más práctico y pragmático que se alejaba de la intensidad emocional del expresionismo. Aun así, arquitectos como Hans Scharoun continuaron trabajando con un lenguaje expresionista.

Es importante no confundir la arquitectura expresionista con los movimientos modernos contemporáneos. Aunque coincidieron en el tiempo, el expresionismo se desarrolló de manera más sutil, y a menudo fue eclipsado por la simplicidad y la popularidad del movimiento moderno, relegando con el tiempo su carácter romántico y surrealista a un segundo plano.

Características

A pesar de que la arquitectura expresionista fue individualista y, generalmente, carente de dogmas, se pueden establecer una serie de criterios objetivos que la definen. Dentro de las múltiples obras expresionistas que hoy se conocen, e independientemente de las grandes diferencias que entre ellas hay, también se pueden ver aspectos comunes:

  1. Distorsión de las formas para suscitar la emoción.
  2. Subordinación del realismo de las expresiones simbólicas y estilísticas, frente a la experiencia interior.
  3. Búsqueda implícita de la novedad, la originalidad y el visionismo.
  4. Profusión de los esquemas y trabajos en papel o maquetas, con una exploración y representación del concepto más profunda que la construcción misma.
  5. Soluciones híbridas, no necesariamente simplificables a un único concepto.
  6. Temática romántica de los fenómenos naturales, como las grutas, las montañas, los rayos, el cristal o las rocas, dotando a la arquitectura expresionista de un carácter más mineral que vegetal o animal, característica presente también en el modernismo.
  7. Uso del potencial creativo del artesano.
  8. Cercanía del estilo gótico, románico y rococó frente al clasicismo.
  9. Simbiosis entre el carácter de las culturas occidental y oriental, visible en el empleo de influencias de culturas tan variadas como el islámico, Egipto, la India, o las arquitecturas romana o griega.
  10. Concepción artística de la arquitectura.

Desarrollo

La arquitectura expresionista, floreciendo principalmente en Alemania, los Países Bajos, Austria, Checoslovaquia y Dinamarca, se distinguió por su innovador uso de materiales y formas. Esta tendencia arquitectónica a menudo incorporó formas biomórficas y aprovechó las nuevas posibilidades que ofrecía la producción industrial de materiales como el ladrillo, el acero y el vidrio. La experiencia de muchos arquitectos expresionistas en la Primera Guerra Mundial, junto con los cambios políticos y sociales de la Revolución alemana de 1918, impulsó un enfoque utópico y un ideal socialista romántico en sus diseños. Influenciados por el modernismo y arquitectos como Henry van de Velde, Joseph Maria Olbrich y Antoni Gaudí, los expresionistas se destacaron por la monumentalidad y originalidad de sus obras, a menudo con un uso prominente del ladrillo y una composición subjetiva que les daba un aire distintivo y excéntrico.

Un hito teórico en este movimiento fue el ensayo «Arquitectura de cristal» (1914) de Paul Scheerbart, que criticaba el funcionalismo por su falta de dimensión artística y abogaba por el uso del cristal en lugar del ladrillo. Un ejemplo de esto es el Pabellón de Cristal de Bruno Taut en la Exposición de Colonia de 1914. Taut también expresó sus ideas en su obra escrita, como en «Arquitectura alpina» (1919). La arquitectura expresionista se manifestó en varios grupos influyentes, como la Deutscher Werkbund, Arbeitsrat für Kunst, Der Ring y Neues Bauen, este último asociado con la Nueva Objetividad, así como en la Escuela de Ámsterdam. Entre los arquitectos más destacados del movimiento expresionista se encuentran Bruno Taut, Walter Gropius, Erich Mendelsohn, Hans Poelzig, Hermann Finsterlin, Fritz Höger, Hans Scharoun y Rudolf Steiner.

Deutscher Werkbund

La Deutscher Werkbund, o Federación Alemana del Trabajo, fue una pionera en el movimiento arquitectónico expresionista en Alemania. Establecida en Múnich el 9 de octubre de 1907 por figuras como Hermann Muthesius, Friedrich Naumann y Karl Schmidt, el grupo incluyó más tarde a renombrados arquitectos como Walter Gropius, Bruno Taut y Hans Poelzig. Influenciada por el Jugendstil y la Sezession vienesa, así como por el movimiento Arts & Crafts, la Werkbund buscaba fusionar la arquitectura, la industria y la artesanía, promoviendo el diseño profesional, la educación y la publicidad. El movimiento se destacó por su énfasis en nuevos materiales como el vidrio y el acero, y por su enfoque en el diseño industrial y el funcionalismo decorativo.

Taut Glass Pavilion exterior 1914 Pabellón de Cristal para la Exposición de Colonia de 1914, de Bruno Taut. See page for author, Public domain, via Wikimedia Commons

La Werkbund organizó conferencias y publicó anuarios, y su exposición de 1914 en Colonia, con el famoso pabellón de vidrio y acero de Bruno Taut, marcó un hito, impulsando el crecimiento del movimiento de 491 miembros en 1908 a 3000 en 1929. A pesar de una casi desaparición durante la Primera Guerra Mundial, resurgió en 1919 con una convención en Stuttgart y la presidencia de Hans Poelzig, que luego pasaría a Richard Riemerschmidt en 1921. Sin embargo, el grupo enfrentó desacuerdos internos sobre la primacía del diseño industrial o artístico.

En la década de 1920, la Werkbund se inclinó desde el expresionismo y la artesanía hacia el funcionalismo y la industrialización, sumando miembros como Ludwig Mies van der Rohe. Su revista, Die Form, publicada desde 1922 hasta 1934, reflejó esta transición, concentrándose en el aspecto social de la arquitectura y el desarrollo urbano. La exposición de 1927 en Stuttgart, que incluyó la Weissenhofsiedlung diseñada por Mies van der Rohe y con contribuciones de Gropius, Behrens, Poelzig, Taut y otros, fue un punto de partida clave para el emergente estilo internacional o racionalismo.

La Werkbund se disolvió en 1934 debido a la crisis económica y al ascenso del nazismo. Su influencia fue fundamental para la Bauhaus y motivó la creación de organizaciones similares en otros países como Suiza, Austria, Suecia y Gran Bretaña.

Escuela de Ámsterdam

Durante el mismo período en que la Deutscher Werkbund florecía en Alemania, de 1915 a 1930, se desarrolló una influyente escuela arquitectónica expresionista en Ámsterdam, Países Bajos. Esta escuela, que recibió influencias del modernismo, especialmente de Henry van de Velde y Antoni Gaudí, así como de Hendrik Petrus Berlage, se caracterizó por su inspiración en formas naturales y su creatividad en el diseño, favoreciendo el uso del ladrillo y el hormigón en sus construcciones.

Einsteinturm 7443 Torre Einstein (1919-22), de Erich Mendelsohn, Potsdam Astrophysikalisches Institut Potsdam, Attribution, via Wikimedia Commons

Los principales exponentes de esta escuela fueron Michel de Klerk, Pieter Lodewijk Kramer y Johann Melchior Van der Mey. Estos arquitectos colaboraron frecuentemente, jugando un papel crucial en el desarrollo urbanístico de Ámsterdam. Su enfoque orgánico, inspirado en la arquitectura tradicional holandesa, se manifestó en superficies onduladas y en diseños imaginativos. Entre sus obras más destacadas se encuentran el Scheepvaarthuis de Van der Mey (1911-1916) y el Eigen Haard Estate de De Klerk (1913-1920), ambos ejemplos emblemáticos del expresionismo arquitectónico de Ámsterdam.

Arbeitsrat für Kunst

El Consejo de Trabajadores del Arte (Arbeitsrat für Kunst), creado en 1918 en Berlín por el arquitecto Bruno Taut y el crítico Adolf Behne, surgió en el contexto del fin de la Primera Guerra Mundial. Este grupo tenía como meta influir en el nuevo gobierno alemán para fomentar la renovación de la arquitectura nacional, con un enfoque utópico distintivo. Las obras del Arbeitsrat se caracterizaban por su uso innovador del vidrio y el acero, y por sus diseños imaginativos impregnados de misticismo.

Pronto se unieron al grupo importantes miembros de la Deutscher Werkbund, incluyendo a Walter Gropius, Erich Mendelsohn, Otto Bartning y Ludwig Hilberseimer. También colaboraron artistas de otras disciplinas, como los pintores Lyonel Feininger, Erich Heckel, Karl Schmidt-Rottluff, Emil Nolde y Max Pechstein, y escultores como Georg Kolbe, Rudolf Belling y Gerhard Marcks. A pesar de su diversidad, el grupo tenía una orientación más política que artística, buscando impactar en las políticas gubernamentales relacionadas con el arte y la arquitectura.

Sin embargo, tras los disturbios de enero de 1919 vinculados a la Liga Espartaquista, el Arbeitsrat für Kunst se alejó de sus objetivos políticos y se concentró en la organización de exposiciones. Bruno Taut renunció a la presidencia y fue sucedido por Gropius, pero el grupo se disolvió finalmente el 30 de mayo de 1921.

Der Ring

El grupo «Der Ring» (El Círculo), constituido en Berlín en 1923, fue una iniciativa de prominentes arquitectos como Bruno Taut, Ludwig Mies van der Rohe, Peter Behrens, Erich Mendelsohn, Otto Bartning y Hugo Häring, a los que se sumaron poco después Walter Gropius, Ludwig Hilberseimer, Hans Scharoun, Ernst May, Hans y Wassili Luckhardt, Adolf Meyer y Martin Wagner. Este colectivo tenía como meta la renovación de la arquitectura contemporánea, con un enfoque particular en cuestiones sociales y urbanísticas, así como en la exploración de nuevos materiales y métodos constructivos.

Chilehaus - Hamburg Chilehaus (1923), de Fritz Höger, Hamburgo. Obra simbólica del expresionismo en ladrillo. Esther Westerveld from Haarlemmermeer, Nederland, CC BY 2.0, via Wikimedia Commons

Durante el período de 1926 a 1930, Der Ring se dedicó especialmente a la construcción de viviendas sociales en Berlín, diseñando casas que se destacaban por su eficiente uso de la luz natural y su integración en entornos verdes. Un proyecto destacado de este período fue la Hufeisensiedlung (Colonia de la Herradura), desarrollada entre 1925 y 1930 por Taut y Wagner. Sin embargo, la existencia de Der Ring llegó a su fin en 1933 con el ascenso del nazismo en Alemania.

Neues Bauen

«Neues Bauen» (Nueva Construcción) fue el término adoptado en arquitectura para describir el movimiento de la Nueva Objetividad, que surgió como una respuesta a los estilos más ornamentados de la arquitectura expresionista y reflejaba un cambio hacia un enfoque más social en lugar de individual en el diseño. Arquitectos notables como Bruno Taut, Erich Mendelsohn y Hans Poelzig abrazaron este enfoque más simple, funcional y práctico. El auge de Neues Bauen ocurrió en un breve lapso, entre la implementación del plan Dawes y el ascenso del nazismo, e incluyó importantes exposiciones públicas como la Weissenhof Estate, ambiciosos proyectos urbanísticos y de vivienda pública de Taut y Ernst May, así como los experimentos pioneros de la Bauhaus.

Pintura Expresionista

Muchos expresionistas tuvieron gran presencia en las principales ciudades alemanas.

El ámbito de nacimiento y el más destacado del expresionismo fue la pintura. Sus inicios se dieron entre dos grupos de artistas alemanes: Die Brücke (“El puente”) y Der Blaue Reiter (“El jinete azul”). Ya entonces se perfilaban el color, el dinamismo y las sensaciones como los grandes recursos de esta tendencia pictórica.

Los pintores expresionistas fueron muy activos y diversos, hicieron abundantes exposiciones y tuvieron notoria presencia en las principales ciudades alemanas. Esta tendencia luego se expandiría a otros países como Francia (con la Escuela de París), Bélgica (sobre todo en torno a la revista Selection), Checoeslovaquia, Suiza, Finlandia, Hungría, Polonia, Suecia y, en el continente americano, Estados Unidos, Argentina, Colombia, México, Ecuador y Brasil.

'Children of the Sun', 120x100cm, Oil on canvas by Hennie Niemann jnr, 2020 Hennie Niemann, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons
Christ's Entry into Brussels in 1889 Entrada de Cristo en Brusela. 1889 James Ensor, Public domain, via Wikimedia Commons

El expresionismo, un movimiento artístico clave del siglo XX, tuvo un impacto significativo en la pintura y extendió su influencia a las artes escénicas de la época. Este movimiento se centró en expresar emociones intensas y sentimientos profundos, alejándose del realismo y la fidelidad visual de los impresionistas. Los pintores expresionistas priorizaron la representación de su mundo interior a través del uso dinámico del color y la forma.

En Alemania, el expresionismo estuvo influenciado por el idealismo posromántico de figuras como Arnold Böcklin y Hans von Marées, enfatizando el significado y la composición sobre la técnica pictórica. Artistas como Munch, Gauguin, Cézanne y Van Gogh, expuestos en Berlín, Múnich y Dresde, también fueron fundamentales para su desarrollo.

Dos grupos artísticos principales dieron forma a este movimiento: Die Brücke, fundado en Dresde en 1905, y Der Blaue Reiter, en Múnich en 1911. Sus obras reflejaban un enfoque distintivo en el arte, privilegiando la expresión de sentimientos y el dinamismo sobre la representación realista.

Este énfasis en la expresión emocional del expresionismo encontró resonancia en las artes escénicas de la época. La pintura expresionista influyó en el diseño de escenarios, vestuario y la iluminación en el teatro y la danza, donde se buscaba transmitir emociones profundas y complejas a través de medios visuales. El movimiento también fomentó una nueva forma de interpretación y narración, donde los artistas y performers exploraban la psique humana y temas existenciales, reflejando la angustia y la inquietud de la época.

Tras la Primera Guerra Mundial, la Nueva Objetividad surgió como contrapunto al individualismo expresionista, promoviendo una postura más socialmente comprometida. Aunque heredera del expresionismo en técnicas y formas, este movimiento buscaba una representación más realista y crítica de la sociedad.

El expresionismo fue particularmente prominente en Renania y Berlín, con centros como el Folkwang de Hagen y la Sonderbund Westdeutscher Kunstfreunde und Künstler en Düsseldorf y Colonia, que promovían el arte moderno y organizaban exposiciones importantes.

Finalmente, el Novembergruppe en Berlín, fundado por Max Pechstein y César Klein, buscaba reorganizar el arte alemán postguerra. Aunque más que un estilo coherente, era un colectivo de artistas, incluidos pintores, escultores, arquitectos, compositores y dramaturgos, que colaboraban para exponer juntos hasta la llegada del nazismo.

En resumen, la pintura expresionista no solo revolucionó el arte visual, sino que también dejó una huella indeleble en las artes escénicas, contribuyendo a una mayor experimentación y expresión emocional en estas disciplinas.

«Die Brücke» (El Puente),

un influyente colectivo artístico, se estableció el 7 de junio de 1905 en Dresde por cuatro estudiantes de arquitectura de la Escuela Técnica Superior de la ciudad: Ernst Ludwig Kirchner, Fritz Bleyl, Erich Heckel y Karl Schmidt-Rottluff. El nombre, sugerido por Schmidt-Rottluff, simbolizaba su ambición de crear un arte visionario, influenciado por la frase de Nietzsche en «Así habló Zaratustra»: “La grandeza del hombre es que es un puente y no un fin”. A este grupo se sumaron, en años sucesivos, Emil Nolde, Max Pechstein y otros artistas europeos. Bleyl dejó el grupo en 1907 para dedicarse a la enseñanza.

El colectivo buscaba democratizar el arte, creando la figura del “miembro pasivo”, una innovadora forma de mecenazgo. Publicaron un manifiesto en 1906, enfocado en un arte socialmente comprometido, lo que atrajo críticas conservadoras. Die Brücke, influido por el movimiento Arts and Crafts, el Jugendstil, los Nabis y artistas como Van Gogh, Gauguin y Munch, buscaba un arte expresivo y emocional, alejado del realismo y el academicismo.

La xilografía, con su aspecto rústico y directo, fue un medio fundamental para ellos, reflejando su admiración por el primitivismo. Sus obras se enfocaban en la naturaleza y la vida cotidiana, destacando en temáticas como los desnudos y escenas de la vida urbana.

 

Caliban, Figurine für Shakespeares »Sturm« (1914) - Franz Marc (Kunstmuseum Basel) Caliban, personaje de “La Tempestad” de Shakespeare (1914), de Franz Marc, Kunstmuseum, Basilea. Franz Marc, Public domain, via Wikimedia Commons
Ernst Ludwig Kirchner - Poster for the exhibition for the artists' group "Die Brücke" at the Arnold Gallery Dresden - Google Art Project Cartel de presentación para una exposición de Die Brücke en la Galería Arnold de Dresde (1910), de Ernst Ludwig Kirchner. Ernst Ludwig Kirchner, Public domain, via Wikimedia Commons
Otto Müller - Zwei Mädchen im Schilf 1280949 Dos muchachas en la hierba (1926), de Otto Mueller, Staatsgalerie Moderner Kunst, Múnich. Otto Mueller, Public domain, via Wikimedia Commons

En 1911, el grupo se trasladó a Berlín, donde se vieron influenciados por el cubismo y el futurismo, marcando una evolución hacia formas más esquemáticas y una paleta más oscura. A pesar de su éxito, como en la exposición Sonderbund de Colonia de 1912, el grupo se disolvió en 1913 debido a diferencias internas y a la publicación de una crónica del grupo por Kirchner que centralizaba su rol, causando fricciones entre los miembros.

Die Brücke

Die Brücke, un grupo vanguardista alemán, se caracterizó por la contribución única de cada uno de sus miembros principales:

**Ernst Ludwig Kirchner**: Destacado por su habilidad en el dibujo, Kirchner se sumergió en el mundo del grabado en madera tras una exposición de Durero. Su estilo se caracteriza por la utilización de colores primarios y líneas quebradas y agresivas. Las figuras en sus obras son estilizadas, con influencias góticas. Trasladándose a Berlín, su arte evolucionó hacia composiciones más esquemáticas y una estética influenciada por el cubismo. Sus últimos años estuvieron marcados por problemas mentales, y en 1937, sus obras fueron confiscadas por los nazis, lo que le llevó al suicidio en 1938.

**Erich Heckel**: Influenciado por Van Gogh, Heckel comenzó con un estilo que reflejaba colores intensos y pinceladas cortas. Su obra posterior se centró en temáticas expresionistas como el sexo y la soledad. También incursionó en la xilografía y mostró un profundo interés por el romanticismo alemán, reflejado en su visión utópica y solidaria con las clases marginales.

**Karl Schmidt-Rottluff**: Inicialmente practicó el macropuntillismo, pero rápidamente evolucionó hacia un expresionismo de figuras esquemáticas y rostros cortantes, usando colores intensos. Influenciado por Picasso, Munch y el arte africano, su obra se caracterizó por una simplificación de formas y una paleta cromática intensa y subjetiva.

**Emil Nolde**: Aunque brevemente asociado con Die Brücke, Nolde mantuvo una carrera más individualista. Comenzó con paisajes, temas florales y animales, evolucionando hacia un estilo más expresionista y emocional, especialmente en sus obras religiosas que reflejaban una intensa angustia y una vibrante paleta de colores.

**Otto Mueller**: Admirador del arte egipcio, Mueller se destacó por sus paisajes y desnudos con formas esquemáticas y angulosas. Sus obras, con influencia de Cézanne y Picasso, presentaban desnudos en entornos naturales, evocando un paraíso perdido en armonía con la naturaleza.

**Max Pechstein**: Con una formación académica en Dresde, Pechstein se vio influenciado por el arte etrusco y el fauvismo durante sus viajes. Fue fundador de la Nueva Secesión berlinesa y se interesó profundamente por el arte primitivo y exótico, reflejado en sus paisajes solitarios y agrestes.

Ernst Ludwig Kirchner - Three bathers - Google Art Project Tres bañistas (1913), de Ernst Ludwig Kirchner, Galería de Arte de Nueva Gales del Sur. Ernst Ludwig Kirchner, Public domain, via Wikimedia Commons
El grupo «Der Blaue Reiter» («El jinete azul»),

formado en Múnich en 1911, reunió a artistas como Vasili Kandinski, Franz Marc, August Macke, Paul Klee y otros, unidos por una visión artística que priorizaba la libertad creativa y la expresión personal. El nombre del grupo, inspirado en la afinidad de Marc y Kandinski por los caballos y el color azul, simbolizaba su enfoque hacia un arte futuro. A diferencia de «Die Brücke», «Der Blaue Reiter» adoptó una actitud más espiritual y refinada, orientándose hacia la abstracción y la captación de la esencia de la realidad a través de la purificación de los instintos.

Este grupo surgió como una escisión de la «Neue Künstlervereinigung München» debido a divergencias estéticas, y se distinguió por su interés en el misticismo, el simbolismo, y formas de arte consideradas más genuinas, como el arte primitivo, popular e infantil. La acuarela fue su medio preferido, y la música jugó un papel crucial, simbolizada a menudo por el color, lo que facilitó la transición hacia la abstracción.

La obra «Los grandes caballos azules» (1911) de Franz Marc, refleja la inclinación del grupo hacia el simbolismo y el misticismo, mientras que «San Jorge» (1912) de August Macke destaca por su aproximación a la abstracción. Los miembros del grupo compartieron sus teorías sobre el arte moderno, la importancia del color, y la libertad creativa en el influyente «Almanaque Der Blaue Reiter».

Los representantes más destacados de «Der Blaue Reiter» incluyeron:

– **Vasili Kandinski**: Con una evolución desde el expresionismo hacia la abstracción, Kandinski vio el arte como un lenguaje universal, desarrollando una compleja teoría del color y buscando conectar con el mundo espiritual a través de la sensibilidad.

– **Franz Marc**: Concentrado en temas animales, especialmente caballos, Marc empleó colores simbólicos y figuras simplificadas, buscando captar la esencia de las cosas en su obra.

– **August Macke**: Su estilo evolucionó desde el fauvismo al cubismo y finalmente al arte abstracto, inspirándose en temas cotidianos y urbanos.
– **Paul Klee**: Un artista con un enfoque musical en su pintura, Klee creó un mundo fantástico en su obra, a menudo tendiendo hacia el surrealismo.

– **Alexej von Jawlensky**: Con un enfoque en el retrato, su obra mostró una fuerte influencia del arte tradicional ruso y del cubismo, con una evolución hacia la abstracción.

– **Marianne von Werefkin**: Una figura influyente en el arte, dedicó su obra a temas simbólicos, destacando por su colorido brillante y composición dominada por la línea.

«Der Blaue Reiter» terminó con el estallido de la Primera Guerra Mundial, pero su influencia continuó en el movimiento artístico posterior, especialmente en la Bauhaus.

Wassily Kandinsky, 1903, The Blue Rider (Der Blaue Reiter), oil on canvas, 52.1 x 54.6 cm, Stiftung Sammlung E.G. Bührle, Zurich El jinete azul (1903), de Vasili Kandinski, Colección E.G. Bührle, Zúrich. Wassily Kandinsky, Public domain, via Wikimedia Commons
Franz Marc 005 Los grandes caballos azules (1911), de Franz Marc, Walker Art Center, Mineápolis. Franz Marc, Public domain, via Wikimedia Commons
August Macke - Hl. Georg - 1912 San Jorge (1912), de August Macke, Kolumba Museum, Colonia. August Macke, Public domain, via Wikimedia Commons
Fugue Wassily Kandinsky, Public domain, via Wikimedia Commons Fuga (1914), de Vasili Kandinski, Fundación Beyeler, Riehen (Suiza).
Marc - Die verzauberte Mühle El molino encantado (1913), de Franz Marc, Art Institute of Chicago, Chicago. Franz Marc, Public domain, via Wikimedia Commons

La Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit) emergió en Alemania tras la Primera Guerra Mundial, marcando un giro hacia la representación realista y objetiva de la realidad. Este movimiento, que se desarrolló entre 1918 y 1933 y desapareció con la llegada del nazismo, se distanció del expresionismo subjetivo para adoptar un enfoque más comprometido socialmente, presentando una realidad dura y directa.

Los artistas de la Nueva Objetividad, como Otto Dix, George Grosz, Max Beckmann y otros, rechazaron la abstracción y se enfocaron en el arte figurativo, abordando temas sociales y políticos con un tono crítico y a menudo satírico. Aunque se oponían al expresionismo por su individualismo y espiritualidad, conservaron su carácter grotesco y de deformación de la realidad, aplicándolo a temas sociales y políticos.

El movimiento surgió como respuesta al Novembergruppe (Grupo de Noviembre), considerado falto de compromiso social. En 1921, varios artistas, incluidos Grosz y Dix, se presentaron como la «Oposición al Grupo de Noviembre». El término «Nueva Objetividad» fue acuñado por el crítico Gustav Friedrich Hartlaub para una exposición en 1925, destacando su enfoque en superar el esteticismo por una objetividad nacida del descontento con la sociedad burguesa.

Paralelamente, surgió el «realismo mágico», distinguiéndose por una línea más personal y subjetiva, con una obra más calmada e intemporal. Este estilo se relacionaba con la pintura metafísica italiana, buscando captar la trascendencia de los objetos más allá del mundo visible.

Principales exponentes de la Nueva Objetividad incluyen:

– **George Grosz**: Proveniente del dadaísmo, su obra reflejaba disgusto y crítica hacia la sociedad, atacando a la burguesía, el ejército y el clero con personajes caricaturescos y escenas de violencia y sexualidad.


– **Otto Dix**: Influenciado por artistas como Hodler, Cranach y Durero, Dix representó los horrores de la guerra y los aspectos macabros de la sociedad urbana con un realismo detallado.


– **Max Beckmann**: Tras su experiencia en la guerra, su obra se volvió cruda y agobiante, con influencias de Grünewald, Brueghel y El Bosco, y elementos del cubismo.


– **Conrad Felixmüller**: Comprometido políticamente, su obra reflejaba preocupación por las clases desfavorecidas, empleando un estilo que combinaba influencias de Die Brücke y el cubismo.


– **Christian Schad**: Originalmente dadaísta, Schad se centró en retratos objetivos y desapasionados, que reducían a sus sujetos a meros objetos.


– **Ludwig Meidner**: Sus obras retrataban paisajes urbanos caóticos y opresivos, reflejando el impacto de la guerra en la ciudad y sus habitantes.

– **Karl Hofer**: Sus figuras atormentadas y solitarias, enmarcadas en colores fríos y un estilo pulcro, expresaban críticas a la modernidad y la hipocresía social.

Georg Schrimpf Martha 1925-11 Martha (1925), de Georg Schrimpf, Pinakothek der Moderne, Múnich. Georg Schrimpf, Public domain, via Wikimedia Commons
Descent from the Cross Descendimiento de la cruz (1917), de Max Beckmann, MoMA, Nueva York Max Beckmann, Public domain, via Wikimedia Commons

Varios artistas desarrollaron un enfoque expresionista único, destacándose por su originalidad y no alineándose con ningún grupo en particular:

– **Paula Modersohn-Becker**: Educada en Bremen y Hamburgo, se estableció en la colonia artística de Worpswede. Inicialmente influida por el paisajismo al estilo de la Escuela de Barbizon, evolucionó hacia un arte más expresivo bajo la influencia de Rembrandt y los pintores medievales alemanes. Su obra se caracterizó por una combinación personal de las formas tridimensionales de Cézanne y los diseños lineales de Gauguin, plasmada en retratos, escenas maternas y desnudos que reflejan una nueva relación entre el cuerpo y la naturaleza.

– **Lovis Corinth**: Originalmente un destacado representante del impresionismo en Alemania, Corinth se movió hacia el expresionismo en su madurez, enfocándose en temas psicológicos, eróticos y macabros. Tras sufrir un ataque cerebral en 1911 que le paralizó la mano derecha, aprendió a pintar con la izquierda, incorporando una mayor expresividad en sus obras, como se observa en su pintura «El Cristo rojo» (1922).

– **Christian Rohlfs**: Iniciando su carrera con un enfoque realista en el paisaje, Rohlfs adoptó el expresionismo alrededor de los cincuenta años. Su transformación estilística comenzó alrededor de 1901, cuando empezó a experimentar con técnicas y estilos modernos, incluyendo el puntillismo y, más tarde, influenciado por Van Gogh y Die Brücke, adoptó un enfoque expresionista con fuertes contornos y temáticas variadas, como escenas bíblicas y mitología nórdica.

– **Wilhelm Morgner**: Discípulo de Georg Tappert y originalmente influenciado por el paisajismo lírico de Worpswede, Morgner desarrolló un estilo propio y expresivo, influenciado por el cubismo órfico. Sus obras se caracterizan por un uso destacado de líneas de color y una composición plana, donde los objetos y figuras se representan a menudo en perfil y en paralelo. A partir de 1912, la temática religiosa se vuelve prominente en su trabajo, con composiciones casi abstractas y líneas sencillas.

Modersohn-Becker - Kniende Mutter mit Kind Madre arrodillada con niño (1907), de Paula Modersohn-Becker, Alte Nationalgalerie, Staatliche Museen zu Berlin, Berlín. Paula Modersohn-Becker, Public domain, via Wikimedia Commons

El grupo de Viena

En Austria, el expresionismo se nutrió de influencias tanto del modernismo alemán (Jugendstil) como del austríaco (Sezession), además de la inspiración proveniente de figuras simbolistas como Gustav Klimt y Ferdinand Hodler. Este movimiento austriaco se caracterizó por una composición gráfica tensa y una interpretación subjetiva de la realidad, enfocándose en temas eróticos y psicológicos. Los artistas expresionistas austriacos, rechazando el impresionismo y el arte académico del siglo XIX, se inclinaron hacia una expresión más profunda, explorando temas existenciales con significados filosóficos y psicológicos, tales como la vida, la muerte, el dolor, el sexo y el amor.

Dentro de este movimiento, destacaron figuras como Egon Schiele, Oskar Kokoschka, Richard Gerstl, Max Oppenheimer, Albert Paris von Gütersloh, Herbert Boeckl y Alfred Kubin (también vinculado a Der Blaue Reiter). Entre ellos, dos artistas sobresalieron notablemente:

– **Egon Schiele**: Influenciado por Klimt, Schiele centró su trabajo en la sexualidad, la soledad y la incomunicación, con un enfoque audaz y a menudo explícito que le llevó a enfrentar acusaciones de pornografía. Dedicado primordialmente al dibujo, Schiele destacó por su uso de líneas en la composición, con figuras estilizadas y colores intensos, creando un estilo distintivo y alejado del naturalismo.

– **Oskar Kokoschka**: Influenciado por Van Gogh, el arte barroco y la escuela veneciana, así como por Klimt y Adolf Loos, Kokoschka desarrolló un estilo único, visionario y atormentado. Sus composiciones, donde el espacio juega un papel crucial, presentan figuras inmersas en ambientes densos y sinuosos. Se enfocó en temas como el amor, la sexualidad y la muerte, con un acercamiento al retrato y al paisaje que evolucionó hacia una pincelada más ligera y colores brillantes en las décadas de 1920.

Egon Schiele 022 Pareja de mujeres (1915), de Egon Schiele, Magyar Szépmüvészeti Múzeum, Budapest. Egon Schiele, Public domain, via Wikimedia Commons

Escuela de París

La Escuela de París se refiere a un conjunto diverso de artistas que trabajaron en la capital francesa durante las décadas de 1905 a 1940, un período marcado por una efervescencia de estilos artísticos como el postimpresionismo, expresionismo, cubismo y surrealismo. Este término abarca a una amplia gama de artistas, tanto franceses como extranjeros, que encontraron en París, un vibrante centro de innovación y difusión artística, el lugar ideal para desarrollar su arte. En esta época, París destacó como cuna de vanguardias como el fauvismo y el cubismo, y fue hogar de figuras emblemáticas como Picasso, Braque, Matisse y Léger. La ciudad también era un importante centro de coleccionismo y galerías de arte. Los artistas, muchos de ellos viviendo en condiciones bohemias en barrios como Montmartre y Montparnasse, presentaron una gran diversidad estilística, aunque muchos se inclinaron hacia una interpretación personal del expresionismo.

Entre los artistas más destacados de la Escuela de París se encuentran:

– **Amedeo Modigliani**: Residió en Montmartre desde 1906, frecuentando círculos con Picasso y otros. Influenciado por el simbolismo y el manierismo, se centró en paisajes, retratos y desnudos, caracterizados por figuras alargadas y un enfoque en la felicidad y lo agradable. Sus retratos son introspectivos y melancólicos, con fuerte énfasis en el contorno y el color. Modigliani también exploró la escultura, influenciado por Brâncuşi y el arte africano.

– **Marc Chagall**: Establecido en París en 1909, Chagall se movió hacia un estilo onírico, con obras que distorsionan la realidad. Su paleta de colores vivos y temas populares y religiosos crean escenas surrealistas que evocan sus recuerdos infantiles y la cultura rusa y judía. Después de un período en Rusia, su obra evolucionó hacia el surrealismo.

– **Georges Rouault**: Inicialmente vinculado al simbolismo y fauvismo, su obra con temáticas morales y religiosas y un uso de colores oscuros lo acercaron al expresionismo. Sus obras abordan temas como la figura femenina, el circo y lo religioso, con una técnica que incluye gouache y acuarela y un enfoque en la denuncia social.

– **Jules Pascin**: Búlgaro de origen judío, Pascin se mudó a París y luego a Estados Unidos, regresando a París donde se suicidó en 1930. Sus obras reflejan el desarraigo, la alienación y las obsesiones sexuales, con una técnica delicada y colores iridiscentes.

– **Chaïm Soutine**: Artista ruso de origen judío, Soutine se caracterizó por su temperamento violento y su obra angustiosa y apasionada. Inspirado por Rembrandt y Van Gogh, su estilo impulsivo se refleja en pinceladas fuertes y colores intensos.

Amedeo Modigliani - Le Grand Nu Desnudo recostado (1919), de Amedeo Modigliani, Museum of Modern Art, Nueva York. Amedeo Modigliani, Public domain, via Wikimedia Commons
Yury Pen - Portrait of Marc Chagall Retrato de Marc Chagall por Yehuda Pen, 1915. Русский: Пэн, Юдель Моисеевич (1854-1937)English: Yehuda (Yury) Pen (1854—1937), Public domain, via Wikimedia Commons
Jules Pascin Café scene Escena de café, de Jules Pascin, Museum of Fine Arts, Boston. Jules Pascin, Public domain, via Wikimedia Commons

– **Maurice Utrillo**: Conocido por su bohemia y lucha contra el alcoholismo, Utrillo se especializó en paisajes urbanos, capturando la esencia de Montmartre con una técnica refinada y lineal.

La Escuela de París también incluyó a artistas como Isaac Frenkel Frenel, Lasar Segall, Emmanuel Mané-Katz, Pinchus Krémègne, Moïse Kisling, Michel Kikoïne y Tsuguharu Foujita, quienes enriquecieron el panorama artístico parisino con sus perspectivas únicas y estilos diversos.

El Expresionismo en otros países.

El expresionismo, movimiento artístico de principios del siglo XX, tuvo representantes destacados en diversos países alrededor del mundo, cada uno aportando su interpretación única y enriqueciendo el movimiento con influencias locales y personales.

**Argentina**: Enrique Sobisch, pintor de renombre internacional, fue un representante clave del expresionismo argentino. Influenciado por Marc Chagall, realizó una exposición en su honor en Buenos Aires en 1978. Sobisch se mudó a Madrid en 1979, donde falleció en 1989.

**Bélgica**: El expresionismo belga, heredero del simbolismo primitivista, estuvo fuertemente influenciado por Pieter Brueghel el Viejo y James Ensor. El primer grupo expresionista surgió en 1914 en Sint-Martens-Latem, incluyendo a artistas como Albert Servaes y Frits Van den Berghe. Tras la Primera Guerra Mundial, el movimiento se revitalizó, destacando por un enfoque social y ruralista.

**Brasil**: Cândido Portinari, destacado pintor brasileño, reflejó en su obra la vida de los pobres y desfavorecidos. Anita Malfatti, considerada pionera de las vanguardias en Brasil, fue influenciada por Lovis Corinth y se centró en colores vivos y temas variados.

**Checoslovaquia**: En este país de reciente formación tras la Primera Guerra Mundial, el expresionismo se mezcló con el cubismo. Artistas como Bohumil Kubišta y Emil Filla reflejaron en su obra esta fusión estilística.

**Colombia**: Alejandro Obregón se destacó por obras que contenían una crítica social y política, así como por su fascinación por la naturaleza colombiana.

**Ecuador**: Oswaldo Guayasamín, influido por su viaje por América Latina, centró su obra en la opresión de las sociedades indígenas y en la denuncia de la violencia del siglo XX.

**España**: El expresionismo en España fue representado por José Gutiérrez Solana, cuya obra reflejaba una visión subjetiva y pesimista de la «España negra». Otros artistas como Ignacio Zuloaga y Pablo Picasso también mostraron influencias expresionistas.

**Estados Unidos**: Edward Hopper y Max Weber fueron figuras claves, con Hopper destacando por su juego de luces y sombras y Weber por su evolución hacia la abstracción.

**Finlandia**: Akseli Gallen-Kallela y Tyko Sallinen se destacaron, con Gallen-Kallela enfocándose en el folklore finlandés y Sallinen en el paisaje y la vida rural.

**Francia**: Marcel Gromaire, Édouard Goerg y Amédée de La Patellière lideraron un «expresionismo francés» en la década de 1920, con un enfoque más sobrio que sus homólogos alemanes.

**Hungría**: Tivadar Kosztka Csontváry, influenciado por el postimpresionismo y el expresionismo, es recordado como uno de los más importantes pintores húngaros.

**Italia**: Artistas como Lorenzo Viani y Mario Sironi reflejaron en su obra una visión más sombría y una influencia del futurismo.

**México**: El muralismo mexicano, liderado por José Clemente Orozco, Diego Rivera y otros, destacó por su enfoque social y su influencia en la obra personal de Frida Kahlo.

**Países Bajos**: El movimiento expresionista en este país se vio influenciado por Vincent van Gogh y fue representado por artistas como Jan Sluyters y Hendrik Chabot.

**Polonia**: Henryk Gotlib y Gustaw Gwozdecki fueron figuras destacadas, con Gotlib influido por Rembrandt y Gwozdecki conocido por su habilidad en el retrato.

**Suecia**: Sigrid Hjertén es conocida por su exploración de diferentes identidades y su evolución hacia colores más oscuros y composiciones tensas debido a su esquizofrenia.

**Suiza**: Paul Klee y Cuno Amiet fueron los principales representantes del expresionismo en Suiza, con Amiet manteniendo un espíritu simbolista incluso durante su

Frits Van den Berghe - Vruchtbaarheid 10-03-2009 15-31-07kopie Fertilidad, de Frits Van den Berghe, Kunstmuseum aan Zee, Oostende. Frits Van den Berghe, Public domain, via Wikimedia Commons
Bohumil kubista Hypnotiser Hipnotizador (1912), de Bohumil Kubišta, Galerie výtvarných umění, Ostrava. Bohumil Kubišta, Public domain, via Wikimedia Commons
Cskt-maganyos cedrus (1907) Cedro solitario (1907), de Tivadar Kosztka Csontváry, Csontváry Museum, Pécs. Tivadar Csontváry Kosztka, Public domain, via Wikimedia Commons
Gwozdecki - Alice Prin Kiki de Montparnasse (1920), de Gustaw Gwozdecki. Gustaw Gwozdecki, Public domain, via Wikimedia Commons

LITERATURA EXPRESIONISTA.

La literatura expresionista, un movimiento multifacético que floreció principalmente en Alemania, se desarrolló en tres fases esenciales desde 1910 hasta 1925. Este movimiento se caracterizó por abordar temas profundos y a menudo inquietantes, como la guerra, la urbanización, el miedo, la locura, el amor, y el dilema de la identidad individual. Los escritores expresionistas criticaron la rigidez de la sociedad burguesa, el militarismo del káiser, y la alienación en la era industrial, sumergiéndose en temas como la sexualidad, la enfermedad, y la muerte.

Aktion 1914 Número de Die Aktion de 1914 con un retrato de Charles Péguy por Egon Schiele. Egon Schiele, Public domain, via Wikimedia Commons

Los precursores del expresionismo literario incluyeron dramaturgos como Georg Büchner, cuyas obras destacan por la introspección psicológica y la reivindicación social; Frank Wedekind, quien evolucionó desde el naturalismo hacia un enfoque expresionista con una crítica mordaz a la burguesía; y August Strindberg, cuyo «Camino de Damasco» marcó un precedente en el drama expresionista.

El movimiento expresionista se difundió a través de revistas influyentes como «Der Sturm» y «Die Aktion», así como por círculos literarios como Der Neue Club y GNU. Estos foros fueron cruciales para la promoción de jóvenes escritores y la diseminación del expresionismo en arte, literatura y música.

 

La Primera Guerra Mundial impactó profundamente en la literatura expresionista, con autores que veían el conflicto como un agente de cambio radical y otros que lo retrataban como un horripilante desastre. Posteriormente, el movimiento evolucionó hacia un mayor compromiso social y político, reflejando los desafíos y las críticas a la sociedad burguesa y militarista. Obras emblemáticas de esta época, como «La montaña mágica» de Thomas Mann y «Berlín Alexanderplatz» de Alfred Döblin, ilustran esta transición hacia un enfoque más documental y socialmente consciente.

La poesía expresionista se asumió la estética de lo feo y lo grotesco.

La literatura del expresionismo abrazó más que ninguna otra forma de artela crisis del vacío existencial imperante en la sociedad de la época. Ésta se plasmó a través de indagaciones en la enfermedad, la locura y la deformidad, que a menudo condujo, a un absurdo existencial.

La narrativa expresionista se dividió fundamentalmente entre una vertiente experimental y reflexiva, más dada a lo abstracto y lo subjetivo, y otra naturalista y objetivizadora, surgida como reacción. El punto máximo de esta tendencia lo constituyó la aparición de obras ilógicas, laberínticas, como la de Franz Kafka.

En poesía se asumió la estética de lo feo y lo grotesco, lo deforme y la expresión firme que no se ciñe a reglas gramáticas o estilísticas. Se mantuvo la métrica y el soneto, aunque también apareció el verso libre.

Y la dramaturgia expresionista abandonó la representación realista del naturalismo y pretendió hacer del teatro un medio para renovar ideológica y filosóficamente al público. Así, se emprendieron obras de temáticas muy libres, con mucho desapego por la lógica y una abundante carga de angustia, desesperación, soledad y sufrimiento en sus personajes y situaciones.

La narrativa expresionista marcó un hito en la evolución de la novela moderna, tanto en Alemania como en Europa, gracias a su innovadora aproximación temática y estilística. Los escritores expresionistas se aventuraron más allá de la estructura tradicional de la prosa, rechazando la linealidad argumental, la secuencia espacio-temporal y la causalidad típica de la literatura realista. En su lugar, abrazaron la simultaneidad, desarticulando la cronología y apartándose de la lógica narrativa convencional. Esta narrativa expresionista priorizó la realidad interna sobre la externa, enfocándose en la perspectiva y el análisis psicológico y existencial del protagonista. Los personajes expresionistas a menudo se debaten en su identidad y lugar en el mundo, manifestando comportamientos desordenados y psicóticos, reflejando una profunda alienación.

 

Kafka1906 Franz Kafka Atelier Jacobi: Sigismund Jacobi (1860–1935), Public domain, via Wikimedia Commons

La prosa expresionista se caracterizó por un lenguaje dinámico, conciso, elíptico y simultáneo, con una sintaxis que se aparta de lo convencional. Se identifican dos corrientes principales: una reflexiva y experimental, liderada por Carl Einstein, Gottfried Benn y Albert Ehrenstein, y otra más naturalista y objetiva, representada por Alfred Döblin, Georg Heym y Kasimir Edschmid. Franz Kafka, por su parte, se destaca con una obra única y compleja, explorando la absurdidad de la existencia en novelas como «La metamorfosis» y «El proceso», con un estilo que desafía la lógica y llena de laberintos narrativos.

En España, aunque el expresionismo no formó movimientos grupales o manifiestos, se manifestó en la obra de autores como José Gutiérrez Solana y Ramón María del Valle-Inclán. Posteriormente, tras la guerra civil, emergió el tremendismo, un movimiento que mezclaba rasgos expresionistas con naturalistas, ejemplificado en obras como «La familia de Pascual Duarte» de Camilo José Cela.

Poesía

La poesía expresionista, floreciente en los años previos a la Primera Guerra Mundial, se distinguió por su enfoque innovador y su temática diversa, centrándose en aspectos de la vida urbana y la condición humana. Esta lírica rompió con las convenciones tradicionales al adoptar una estética que realzaba lo feo, lo perverso, lo deforme, y lo grotesco, reflejando así la nueva expresividad del lenguaje expresionista. Los poetas expresionistas alemanes exploraron temas como la alienación y soledad urbanas, la locura, el vacío existencial, la enfermedad, la muerte, la sexualidad y la inminencia de la guerra. Muchos de ellos, conscientes de la decadencia social y la necesidad de cambio, adoptaron un lenguaje profético y utópico, buscando infundir nuevo sentido y regeneración en la humanidad.

Paula Modersohn-Becker 016 Retrato de Rilke (1906), de Paula Modersohn-Becker, Sammlung Ludwig Roselius, Bremen. Paula Modersohn-Becker, Public domain, via Wikimedia Commons

En cuanto a estilo, la poesía expresionista se caracterizó por su concisión y penetración, priorizando la expresividad sobre la comunicación y liberando la palabra de las normas lingüísticas y sintácticas convencionales. A pesar de ello, los poetas expresionistas a menudo mantenían formas métricas y rimas tradicionales, como el soneto, aunque también experimentaron con ritmos libres y estrofas polimétricas. El simultaneísmo fue otro rasgo distintivo, presentando espacio y tiempo de manera subjetiva y fragmentada, con una yuxtaposición simultánea de imágenes y eventos.

Entre los poetas expresionistas destacados figuran Franz Werfel, Georg Trakl, Gottfried Benn, Johannes R. Becher y Else Lasker-Schüler. La guerra se cobró la vida de poetas como Georg Heym, Ernst Stadler y August Stramm, y otros como Alfred Wolfenstein y Wilhelm Klemm también aportaron significativamente al movimiento. Poetas jóvenes como Kurd Adler, Walter Ferl, Georg Hecht, Hugo Hinz, Hans Leybold y Alfred Lichtenstein, aunque con obras limitadas por su temprana muerte en la guerra, dejaron una huella indeleble. Además, el expresionismo influenció profundamente a Rainer Maria Rilke, uno de los grandes poetas de la época.

Teatro expresionista

El drama expresionista marcó un punto de inflexión en el teatro, alejándose de la representación realista característica del naturalismo para enfocarse en la expresión de la esencia y la visión subjetiva del ser humano. Los dramaturgos expresionistas aspiraban a que el teatro fuera un puente entre la filosofía y la vida cotidiana, transmitiendo nuevos ideales y promoviendo una renovación moral e ideológica de la sociedad. Para lograrlo, innovaron en recursos dramáticos y escénicos, inspirándose en el modelo estacional de Strindberg y prescindiendo de las nociones convencionales de espacio y tiempo. En su lugar, se centraron en la evolución psicológica de los personajes, que más que individuos se convertían en símbolos de ideales de liberación y superación, encarnando roles sociales como padres, obreros, soldados, entre otros.

El teatro expresionista se caracterizó por su énfasis en la libertad individual, la subjetividad, el irracionalismo y la exploración de temáticas antes prohibidas. Su puesta en escena buscaba crear una atmósfera introspectiva y una indagación psicológica profunda, utilizando un lenguaje conciso, dinámico y a menudo patético, con una tendencia al monólogo para revelar el interior de los personajes. La gesticulación, la mímica, los silencios y las exclamaciones también adquirieron un papel simbólico importante, al igual que la escenografía, donde la luz, el color, la música y hasta proyecciones cinematográficas se utilizaban para intensificar la experiencia teatral.

El teatro expresionista fue un vehículo ideal para la expresión emocional de este movimiento artístico, gracias a su naturaleza multiartística que combinaba texto, imagen y acción. Además del teatro tradicional, en esta época surgieron cabarets como «Die Fledermaus» en Viena, «Die Brille» en Berlín y «Die elf Scharfrichter» en Múnich, que fusionaban representaciones teatrales y música. La temática del teatro expresionista a menudo incluía aspectos sexuales y psicoanalíticos, posiblemente influenciados por Freud, y sus protagonistas solían ser figuras angustiadas, aisladas y despojadas de convencionalismos sociales.

Entre los dramaturgos expresionistas destacados en Alemania se encuentran Georg Kaiser, Carl Sternheim, Ernst Toller, Fritz von Unruh, Reinhard Sorge, Walter Hasenclever, Ernst Barlach y Hugo von Hofmannsthal. Max Reinhardt, director del Deutsches Theater, fue fundamental en la innovación de la escenografía expresionista. Erwin Piscator y Bertolt Brecht también fueron figuras clave en el desarrollo del teatro moderno, con Piscator enfocándose en el «teatro político» y Brecht en el «teatro épico».

En España, el expresionismo teatral se manifestó en el esperpento de Valle-Inclán, especialmente en «Luces de Bohemia» y la trilogía «Martes de Carnaval». José Martínez Ruiz, «Azorín», también contribuyó con su trilogía «Lo invisible», compuesta por «La arañita en el espejo», «El segador» y «Doctor Death, de 3 a 5».

MÚSICA EXPRESIONISTA

La música expresionista reflejaba el estado anímico del artista. 

Otro ámbito destacado del expresionismo fue la música, en la cual vieron la oportunidad de crear un lenguaje despojado de palabras y sentidos verbales, una ruta directa y auténtica hacia la subjetividad del artista.

Por ende, se pretendió liberar a la música de su tonalidad y de reglas y convenciones, dejando que reflejara el estado anímico del artista más que otra cosa y dando cabida así al nacimiento de la música dodecafónica. Esta última es una escala musical inspirada en los doce tonos de la escala cromática, empleados en series, desordenadamente, pero sin repetir una sola antes de que haya sonado toda la escala.

Arnold Schoenberg la 1948 Arnold Schoenberg la 1948 Florence Homolka, Attribution, via Wikimedia Commons

El expresionismo musical, con Arnold Schönberg como figura central, emergió en 1909, siguiendo una ruta similar a la del pintor Vasili Kandinski al rechazar las «formas tradicionales de belleza» en favor de una expresión más intensa y emotiva. Theodor Adorno describió este movimiento como un intento de despojar a la música de todos los elementos convencionales, comparándolo con el «grito» literario. Para Schönberg y sus contemporáneos, la música expresionista buscaba una verdad emocional sin ilusiones, disfraces o eufemismos, con un enfoque en el inconsciente y la representación del miedo.

Caracterizada por altos niveles de disonancia, contrastes extremos en dinámica, y constantes cambios en texturas, melodías y armonías, la música expresionista exploraba melodías angulares con grandes saltos. Este estilo tenía como objetivo irritar y excitar a través de rápidos cambios en direcciones melódicas, yuxtaposición de armonías disonantes y una mezcla de homofonía y polifonía. La expresión en la música expresionista implicaba la expansión del espacio tonal y la equiparación de voces, donde diferentes materiales musicales se desarrollaban y superponían simultáneamente. También se enfocaba en la reducción, centrando cada tono para lograr una densidad efectiva, y en la abstracción, racionalizando el desarrollo armónico y moviéndose hacia la atonalidad.

Las formas tradicionales se desafiaron, ya que la atonalidad implicaba la pérdida de la coherencia armónica. Schönberg, junto a Anton Webern y Alban Berg, formaron la llamada Segunda Escuela de Viena, y fueron figuras clave del expresionismo musical. Otros compositores asociados con este movimiento fueron Ernst Krenek, Paul Hindemith, Ígor Stravinski, Aleksandr Skriabin y Béla Bartók en sus primeras obras.

El período «atonal libre» de Schönberg entre 1908 y 1921 es considerado el núcleo del expresionismo musical, caracterizado por obras como «Erwartung» y «Cinco piezas para orquesta». La colaboración entre Schönberg y el pintor Wassily Kandinsky fue un punto de encuentro interdisciplinar crucial para el movimiento.

Webern y Berg, aunque cercanos estilísticamente a Schönberg, también desarrollaron sus propios enfoques. Webern se centró en piezas de pequeño formato, mientras que Berg, en obras como «Wozzeck» y «Lulu», incorporó el expresionismo dentro de estructuras más tradicionales.

En resumen, el expresionismo musical de Schönberg y sus contemporáneos representó una ruptura radical con las tradiciones musicales, buscando una expresión más directa y emocionalmente intensa.

Ópera

La ópera expresionista, emergiendo junto a la música atonal de Arnold Schönberg, marcó una ruptura radical con el pasado y exploró nuevas dimensiones creativas. Schönberg, abanderado de este movimiento, desarrolló un sistema en el que todas las notas tenían igual valor, reemplazando la armonía tradicional por una progresión de tonos. Entre sus creaciones destacadas se encuentran «Moisés y Aarón» y «De hoy a mañana». Pero fue «Wozzeck» de Alban Berg, basada en la obra de Georg Büchner, la que se convirtió en un pilar del atonalismo, entrelazando temáticas románticas con una estructura musical compleja y una gama de recursos desde lo clásico a lo vanguardista.

Krenek Jonny-spielt-auf Titel Programa de mano de la ópera Jonny spielt auf, de Ernst Krenek. graphic design: Arthur Stadler (1892-1937), Public domain, via Wikimedia Commons

Franz Schreker, con «Los Marcados», abrió el camino a la ópera expresionista, ofreciendo una obra sombría posguerra con una música innovadora y audaz. Ernst Krenek, con su ópera «Jonny ataca», mezcló el jazz con tendencias musicales contemporáneas, mientras que Erich Wolfgang Korngold, con obras como «El milagro de Heliane», presentó óperas de gran dificultad interpretativa y riqueza musical.

Erwin Schulhoff, en su ópera «Flammen», reinterpretó el clásico Don Juan con un enfoque en lo fantástico y lo inimaginable, rompiendo con las reglas aristotélicas y acercándose más a la ópera francesa. Por otro lado, Berthold Goldschmidt y Viktor Ullmann, enfrentándose a la persecución nazi, contribuyeron significativamente al género. Goldschmidt adaptó «El magnífico cornudo» y Ullmann, en el campo de Theresienstadt, compuso «El emperador de Atlantis», una obra rica musicalmente con temáticas profundas sobre la muerte.

Estos compositores, desafiando las convenciones y explorando nuevas formas de expresión, dieron vida a un movimiento que reformó la ópera, reflejando la agitación y los desafíos de su época. El expresionismo en la ópera no solo innovó en el plano musical sino que también transformó la narrativa y la representación escénica, convirtiéndose en un medio poderoso para explorar y expresar las complejidades de la condición humana.

REPRESENTANTES DEL EXPRESIONISMO

Un breve listado de los principales autores y artistas del expresionismo incluye a:

Pintura. Otto Mueller, Georges Rouault, Paul Klee, Vasili Kandinski, Amedeo Modigliani, Marc Chagall, José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Piet Mondrian, Hans Arp, Max Ernst, Karl Hofer, Franz Marc, Egon Schiele, Oswaldo Guayasamín, entre muchos otros.

Arquitectura. Bruno Taut, Walter Gropius, Erich Mendelsohn, Hans Poelzig, Hermann Finsterlin, Fritz Höger, Hans Scharoun y Rudolf Steiner.

Escultura. Ernst Barlach, Wilhelm Lehmbruck, Käthe Kollwitz, Bernhard Hoetger, Renée Sintenis, Jacob Epstein y Antoine Bourdelle.

Literatura. Franz Kafka, Thomas Mann, Alfred Döblin, Gottfried Benn, Ramón María del Valle-Inclán, Camilo José Cela, Georg Trakl, August Stramm, Bertolt Brecht, Max Reinhardt, entre otros.

Música. Arnold Schönberg, Alban Berg, Anton von Webern, Kurt Weill.

Cine. Robert Wiene, Paul Wagener, Fritz Lang, Ewald André Dupont, Robert Siodmak, entre otros.

ESCULTURA EXPRESIONISTA

En el expresionismo, la escultura consistió en una ruptura individual de las formas tradicionales de esculpir, más que en una tendencia uniforme. Hacia 1920 ésta derivó más que nada en el abstraccionismo, en pos de una liberación de las formas que brindara plenitud a la expresión artística.

La escultura expresionista, a diferencia de otros movimientos artísticos, no se definió por un estilo común, sino por la interpretación individual de cada artista. Dentro de este movimiento, destacan figuras como:

– Ernst Barlach, quien se inspiró en el arte popular ruso y la escultura medieval alemana, además de artistas como Brueghel y El Bosco. Sus obras, a menudo con un toque caricaturesco, mostraban un énfasis en el volumen y la profundidad, así como en la captura del movimiento. Barlach trabajaba principalmente con madera y yeso, y entre sus obras más notables se encuentran «El fugitivo», «El vengador», «La muerte en la vida», «El flautista», «El bebedor» y «Vieja friolera».

– Wilhelm Lehmbruck, cuya obra, influenciada por su educación en París, mostraba un carácter clasicista con una carga introspectiva y emocional. Evolucionó desde un naturalismo sentimental a un realismo con influencias de Rodin y Meunier, y tras su estadía en París, su obra reflejó la influencia de Maillol y un enfoque más geométrico y estilizado.

– Käthe Kollwitz, conocida por su obra con un fuerte componente de reivindicación social, reflejando su experiencia cercana a la miseria humana como esposa de un médico en un barrio pobre de Berlín. Sus trabajos incluyen esculturas, litografías y aguafuertes con una cruda representación de la realidad.

 

Geistkaempfer Barlach Kiel I, VollwertBIT, CC BY-SA 2.5, via Wikimedia Commons
Kaethe Kollwitz - Mutter mit Zwillingen Madre con gemelos (1927), de Käthe Kollwitz, Käthe-Kollwitz-Museum, Berlín. Axel Mauruszat, Attribution, via Wikimedia Commons
BremenHoetger03 Eva auf dem Schwan (1906, Bronce), de Bernhard Hoetger. Bernhard Hoetger, CC BY-SA 2.0 DE, via Wikimedia Commons

Los miembros de Die Brücke, incluidos Kirchner, Heckel y Schmidt-Rottluff, también incursionaron en la escultura, utilizando la madera como medio de expresión, influenciados por el arte africano y oceánico.

En la década de 1920, la escultura se inclinó hacia la abstracción, con artistas como Rudolf Belling, Oskar Schlemmer y Otto Freundlich explorando formas más libres y abstractas. A pesar de esta tendencia hacia la abstracción, escultores como Georg Kolbe mantuvieron un cierto clasicismo, con obras que expresaban vitalidad y movimientos dinámicos. Su obra más famosa, «La Mañana», se expuso en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Otros escultores expresionistas notables incluyen a Gerhard Marcks, Ewald Mataré, Bernhard Hoetger, Ernst Oldenburg y Renée Sintenis, así como artistas internacionales como Antoine Bourdelle, Jacob Epstein, Ivan Meštrović, Victorio Macho, Lambertus Zijl, August Zamoyski y Wäinö Aaltonen.

En el ámbito de la escultura expresionista alemana, se destacan algunas obras de pintores como Kirchner, que exploraron la talla en madera con un marcado primitivismo.

Ernst Barlach, nacido en 1870 y fallecido en 1930, fue una figura prominente en esta era, destacando no solo como escultor sino también como grabador, poeta y dramaturgo. Tras un viaje a Rusia en 1906, Barlach canalizó sus impresiones sobre la miseria campesina en obras como «La mendiga» (1907) y se inspiró profundamente en la escultura medieval. Predominantemente trabajando con maderas duras, incluso en sus piezas de bronce, logró mantener la textura característica de la talla en madera. Sus obras se caracterizan por figuras aisladas, siempre vestidas, presentando un fuerte contraste con otro destacado escultor alemán de la época, Wilhelm Lehmbruck.

Wilhelm Lehmbruck, por su parte, es conocido por sus desnudos altamente estilizados que mezclan misticismo y un cierto clasicismo, situándose en un margen distinto al del Expresionismo. Las esculturas de Lehmbruck a menudo simbolizan emociones profundas como resignación, desesperación, éxtasis y locura, presentadas con formas robustas, líneas simplificadas y pliegues rítmicos y dinámicos.

Käthe Kollwitz, profundamente influenciada por la obra de Barlach, también se dedicó a la escultura. Al igual que él, utilizó formas cerradas y estáticas con un modelado áspero. Sus obras escultóricas más representativas se centran en el tema del dolor maternal. Sin embargo, Kollwitz es quizás más conocida por sus grabados, en los que desarrolló un expresionismo realista con una perspectiva social y humanitaria, cargado de dramatismo. Sus series más destacadas incluyen «La revuelta de los tejedores» (1897-1898), «Litografías sobre la guerra» (1923) y «La muerte» (1934-1935), que se relacionan estrechamente con sus conocidas obras escultóricas.

EL CINE EXPRESIONISTA

El cine expresionista alemán echó mano a temáticas sombrías. 

La danza, la ópera y sobre todo el cine recibieron la influencia del expresionismo, que las liberó de convenciones formales y permitió la exploración más libre de los sentimientos expresados.

En el ámbito del cine, sobre todo, el expresionismo alemán produjo obras notables, echando mano a temáticas sombrías y representaciones oníricas, surrealistas, cuyos escenarios eran más semejantes a una pintura que a la realidad misma, deformándose según las necesidades expresivas de la trama.

 
 
Das Cabinet des Dr. Caligari El gabinete del doctor Caligari (1919), de Robert Wiene. Atelier Ledl Bernhard, Public domain, via Wikimedia Commons

El expresionismo, que no alcanzó el cine hasta después de la Primera Guerra Mundial, se manifestó en la pantalla con una intensa emoción y una distorsión formal, elementos propios de esta corriente artística. Este estilo cinematográfico, a menudo vinculado al teatro expresionista, se caracterizó por su enfoque subjetivo, distorsionando la realidad a través de decorados, maquillajes y creando atmósferas cargadas de tensión o misterio. El cine expresionista pasó por varias fases, evolucionando desde un expresionismo puro, conocido como «caligarismo», hacia un neorromanticismo (Murnau), seguido por un realismo crítico (Pabst, Siodmak, Lupu Pick) y culminando en el sincretismo de Lang y el naturalismo idealista del Kammerspielfilm.

Dentro del cine expresionista alemán, destacaron directores como Robert Wiene, Paul Wegener, Friedrich Wilhelm Murnau, Fritz Lang, Georg Wilhelm Pabst, Paul Leni, Josef von Sternberg, Ernst Lubitsch, Karl Grüne, Lupu Pick, Robert Siodmak, Arthur Robison y Ewald André Dupont. Este cine exploró géneros como la fantasía y el terror, reflejando una visión del hombre marcada por su dualidad y fascinación por el mal.

El cine alemán, que ya contaba con una industria significativa desde fines del siglo XIX, vio un aumento en la calidad de sus producciones a partir de 1913. Con la creación de la UFA en 1917, el cine alemán incorporó innovaciones técnicas como la iluminación focal, efectos especiales y movimientos de cámara avanzados. El estilo del cine expresionista se destacó por su montaje lento y pausado, y su enfoque en la introspección psicológica y emocional.

Las primeras obras del cine expresionista se nutrieron de leyendas y narraciones de corte fantástico y terrorífico, como «El estudiante de Praga», «El Golem» y «Homunculus». «El gabinete del doctor Caligari» de Robert Wiene se convirtió en una obra icónica del género, famosa por su atmósfera opresiva y angustiosa.

A medida que el cine expresionista evolucionó, los directores se inspiraron más en el romanticismo fantástico, alejándose de los decorados artificiales y buscando una mayor naturalidad. El Kammerspielfilm surgió como un enfoque más naturalista y psicológico, manteniendo algunos elementos expresionistas en la simbología y estilización dramática.

En los años 20, se produjeron éxitos notables como «Nosferatu» de Murnau, «Dr. Mabuse» de Lang, «Los Nibelungos» de Lang, y «Metrópolis» de Lang. Sin embargo, con la llegada del cine sonoro en 1927 y cambios en la dirección de la UFA, el cine expresionista comenzó a declinar, dando paso a un estilo más orientado hacia lo comercial y alineado con los intereses del régimen nazi.

A pesar de su final, la estética expresionista influyó en directores posteriores y se integró en el cine moderno, dejando un legado duradero en la historia del cine.

Fotografía

La fotografía expresionista, floreciente durante la República de Weimar, se estableció como un pilar de la vanguardia fotográfica europea. Esta nueva técnica fotográfica, entonces emergente, se utilizó para romper con las tradiciones burguesas y forjar un modelo social renovado que buscaba la colaboración entre las clases tras las secuelas de la guerra. Esta fotografía de la década de 1920 se inspiró en los fotomontajes dadaístas antibelicistas y en la experiencia de fotógrafos del Este que se establecieron en Alemania después de la guerra, resultando en obras de alta calidad técnica y artística.

Paralelamente a la Nueva Objetividad, la fotografía se erigió como un medio privilegiado para capturar la realidad de manera directa y sin manipulaciones, fusionando estética con precisión documental. Los fotógrafos alemanes se enfocaron en la nitidez de la imagen y en el uso de la luz como herramienta expresiva, resaltando formas y texturas. Este enfoque fotográfico ganó reconocimiento internacional, inspirando movimientos similares en Francia y Estados Unidos.

El auge de la prensa gráfica y las publicaciones ilustradas marcó esta era, con una sinergia entre fotografía y tipografía que dio origen al «foto-tipo», influenciado por el diseño racionalista de la Bauhaus. Publicaciones y exposiciones especializadas en fotografía y diseño gráfico, como Der Querschnitt, Gebrauchsgraphik, y Das Deutsche Lichtbild, también cobraron importancia, así como la exposición Film und Foto en Stuttgart en 1929.

August Sander, un destacado fotógrafo expresionista, inicialmente pintor, se dedicó a la fotografía, abriendo un estudio en Colonia. Se centró en retratar a personas de diferentes estratos sociales, buscando una representación objetiva del ciudadano de la República de Weimar. Su proyecto «El rostro de nuestro tiempo», aunque limitado por los nazis, reveló una elocuencia personal y única en cada retrato.

Otros fotógrafos notables incluyeron a Karl Blossfeldt, especializado en plantas; Albert Renger-Patzsch, centrado en la fotografía publicitaria y técnica; Hans Finsler, conocido por sus bodegones; Werner Mantz, destacado en fotografía arquitectónica; y Willy Zielke, que documentó la evolución social e industrial de Alemania. Estos fotógrafos contribuyeron significativamente al desarrollo y la riqueza de la fotografía expresionista, marcando una era importante en la historia de la fotografía.

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La danza en el expresionismo alemán

La danza expresionista emergió como una manifestación vanguardista del nuevo espíritu artístico del siglo XX, rompiendo con las convenciones del ballet clásico para explorar la libertad del movimiento corporal. Liberada de las restricciones métricas y rítmicas, la danza expresionista se enfocó en la autoexpresión y la interacción con el espacio, reflejando la influencia de las teorías naturistas y psicológicas contemporáneas, como las de Freud. Esta corriente buscaba expresar aspectos internos, liberando al ser humano de represiones y mostrando su lado más oscuro y frágil.

Paralela al idealismo espiritual de Der Blaue Reiter, la danza expresionista aspiraba a captar y trascender la esencia de la realidad. Se distinguió por su dinamismo más rudo y un enfoque integral del cuerpo, incluyendo la práctica de bailar descalzos para un contacto más directo con la naturaleza y la realidad.

Los teóricos clave incluyeron a Rudolf von Laban, quien desarrolló un sistema para integrar cuerpo y alma, enfocándose en la energía corporal y la relación con el espacio. Laban buscaba la multidireccionalidad, liberando el movimiento del ritmo y enfatizando la importancia del silencio.

Mary Wigman, discípula de Laban y vinculada a Die Brücke y los dadaístas, fue una figura central en la danza expresionista. Su enfoque se basaba en la expresividad sobre la forma, utilizando gestos e improvisación y enfatizando la tensión y la relajación para un mayor dinamismo en el movimiento.

Tras la Primera Guerra Mundial, la danza experimentó un auge, ayudando a la difusión y consolidación de la danza moderna. Aunque la crisis económica y el nazismo llevaron a su declive, las contribuciones de la danza expresionista continuaron influenciando a coreógrafos y bailarines como Kurt Jooss y Pina Bausch, marcando un legado duradero en la danza contemporánea.

Macke Russisches Ballett 1 Ballet ruso (1912), de August Macke, Kunsthalle, Bremen. August Macke, Public domain, via Wikimedia Commons

La danza expresionista emergió como una manifestación vanguardista del nuevo espíritu artístico del siglo XX, rompiendo con las convenciones del ballet clásico para explorar la libertad del movimiento corporal. Liberada de las restricciones métricas y rítmicas, la danza expresionista se enfocó en la autoexpresión y la interacción con el espacio, reflejando la influencia de las teorías naturistas y psicológicas contemporáneas, como las de Freud. Esta corriente buscaba expresar aspectos internos, liberando al ser humano de represiones y mostrando su lado más oscuro y frágil.

Paralela al idealismo espiritual de Der Blaue Reiter, la danza expresionista aspiraba a captar y trascender la esencia de la realidad. Se distinguió por su dinamismo más rudo y un enfoque integral del cuerpo, incluyendo la práctica de bailar descalzos para un contacto más directo con la naturaleza y la realidad.

Los teóricos clave incluyeron a Rudolf von Laban, quien desarrolló un sistema para integrar cuerpo y alma, enfocándose en la energía corporal y la relación con el espacio. Laban buscaba la multidireccionalidad, liberando el movimiento del ritmo y enfatizando la importancia del silencio.

Mary Wigman, discípula de Laban y vinculada a Die Brücke y los dadaístas, fue una figura central en la danza expresionista. Su enfoque se basaba en la expresividad sobre la forma, utilizando gestos e improvisación y enfatizando la tensión y la relajación para un mayor dinamismo en el movimiento.

Tras la Primera Guerra Mundial, la danza experimentó un auge, ayudando a la difusión y consolidación de la danza moderna. Aunque la crisis económica y el nazismo llevaron a su declive, las contribuciones de la danza expresionista continuaron influenciando a coreógrafos y bailarines como Kurt Jooss y Pina Bausch, marcando un legado duradero en la danza contemporánea.

Rudolf von Laban

…”El espacio dinámico, con sus maravillosas danzas de tensiones y descargas, es la tierra donde el movimiento florece. El movimiento es la vida del espacio. El espacio vacío no existe, entonces no hay espacio si movimiento ni movimiento sin espacio. Todo movimiento es un eterno cambio entre condensar y soltar, entre la creación de nudos de concentración y unificación de fuerza al condensar y de la creación de torsiones en el proceso de sujetar soltar. Estabilidad y movilidad alternan sin fin.”

Sin dudas unas de las figuras más importantes para entender el desarrollo del expresionismo alemán es Rudolf Von Laban y por ello que le dedicamos un epígrafe a parte.

Desde estas reflexiones de Rudolf Von Laban (1879-1958, coreógrafo, filósofo, arquitecto) parte el trabajo que diera origen a las teorías para análisis de movimiento más ricas e inspiradoras que se registren. Rudolf Von Laban nació en Austria. Fue el precursor de la danza moderna alemana, creador de la Notación Laban y del sistema Effort & Shape (estos últimos en colaboración con F.C. Lawrence y Warren Lamb). Laban observó el proceso del movimiento en todos los aspectos de la vida. Analizó e investigó los patrones de movimiento desde las artes marciales hasta en las personas con discapacidad física o mental. Refinó la apreciación y la observación del movimiento al punto de llegar a desarrollar un método para experimentar, ver, describir y anotar movimiento hasta que las implicancias funcionales y expresivas quedaran en total evidencia. El Análisis Laban provee un vocabulario sistemático para describir movimiento cualitativa y cuantitativamente. Es aplicable a la danza, los deportes, el teatro, la danza terapia, la psiquiatría, la antropología, la sociología. En las artes escénicas posibilita la observación exhaustiva para ampliar el espectro del vocabulario en expresividad y funcionalidad. Para lo terapéutico, posibilita una mayor comprensión de los sutiles cambios del manejo del cuerpo y las consecuencias en el significado y la adaptación al medio ambiente. El Método Effort & Shape es el método para sistemáticamente describir los cambios de calidad en el movimiento[1].

El instrumento principal de este estudio es: EL CUERPO HUMANO. El segundo componente es EL ESPACIO, donde se mueve el cuerpo y donde dibuja las formas. El tercer elemento de análisis corresponde a las calidades de movimiento o ESFUERZO ENERGÉTICO, describe como el cuerpo se mueve y dibuja formas en el espacio. Para analizar el movimiento humano hay que tener en cuenta que el cuerpo se desarrolla como estructura en las distintas etapas de la vida y que está en continuo cambio. El movimiento evoluciona conjuntamente al desarrollo de nuestras capacidades motoras e intelectuales. Las formas que dibujan los movimientos se producen, en realidad, para cambiarse constantemente. Ninguna forma es estática y el paso entre forma y forma es lo que nos desplaza, comunica, explora, relaciona con otros y con el espacio que nos rodea. El modo en que se mueve el cuerpo en el espacio depende de la combinación de los cuatro elementos básicos de las dinámicas: PESO-TIEMPO-FLUJO- ESPACIO. El contenido expresivo o formal de cada acción que realizamos varía en significado e intención de acuerdo a la combinación de estas dinámicas. El cuerpo está constantemente lidiando con su peso a favor o en contra de la gravedad, que descarga a tierra o lo retiene. El peso es la intención, el impacto. Suavidad versus fuerza. El tiempo, en forma de ritmo, está presente en todas nuestras acciones. El tiempo es el organizador de nuestro cuerpo y de su danza diaria y constante. El tiempo es la decisión. La urgencia versus la suspensión. El control del flujo de la energía resulta en la progresión de los movimientos que realizamos, el flujo determina cómo sigo haciendo cierta acción. Es, control versus dejar hacer. La forma en que dibuja el cuerpo determina la intención con la cual tomamos contacto con el espacio que rodea al cuerpo, espacio es la atención en el hacer, focaliza o generaliza. El trabajo de Laban, en relación al estudio del multifacético comportamiento humano y al cuerpo en movimiento brinda otra opción para percibir el mundo. La comprensión de nuestras posibilidades de movimiento nos sugiere más maneras de percibirnos y de relacionarnos con el mundo que nos rodea con un cuerpo totalmente vivo, ofreciéndonos la posibilidad de adaptarnos a nuestro medio ambiente con opciones para elevar nuestra calidad de vida funcional y emocionalmente. La danza expresionista nació en el contexto de la agitación de las grandes vanguardias europeas de comienzos del siglo XX. La danza tradicional, vinculada con el ballet clásico, fue transformada mediante una nueva estética de movimiento corporal donde no impera ya el valor de la métrica, el ritmo, los saltos y pasos previamente establecidos. En la danza expresionista se recupera el movimiento libre, una interacción más dinámica con el espacio, y la posibilidad de la autoexpresión corporal. El coreógrafo, danzarín y filósofo Rudolf Laban y la bailarina Mary Wigman tuvieron un rol esencial en la propulsión de este nuevo movimiento.

“Cada obra de arte proviene de una necesidad interna del alma. La verdadera obra de arte nace del artista: una misteriosa, enigmática y mística creación. Se separa de él, adquiere vida propia, se transforma en una personalidad en sí misma; un sujeto independiente animado por un viento espiritual, el vivo fundamento de una verdadera existencia humana.”

Wassily Kandinsky (1866-1944)

Introducción

A lo largo de las siguientes líneas investigaremos de qué forma se manifestó el expresionismo alemán en el terreno de la danza. Como es bien sabido, las distintas esferas del arte no deben considerarse autónomas sino que están profundamente relacionadas entre sí. La idea principal de esta exposición es brindar un panorama general del expresionismo en Alemania, profundizando en el espacio de la danza y así poder comparar el baile y la pintura expresionistas. A su vez, es mi deseo destacar la importancia que tuvo este movimiento en la historia de la danza, ya que generó una ruptura que marcó el comienzo de una nueva época.

El nacimiento de las vanguardias alemanas

A comienzos del siglo XX se manifestaba en toda Europa un clima de entusiasmo e interés por los avances técnicos, los logros de la ciencia y la creencia en el progreso. Existía una confianza generalizada que animó la creación y los descubrimientos de toda índole: desde la teoría de la relatividad de Einstein hasta las teorías freudianas sobre el inconsciente y la interpretación de los sueños. A su vez, la aviación, el automovilismo y la radio cobraron un fuerte impulso en este período. Sin embargo, en esta atmósfera de aceleración comenzaron a surgir artistas que revelaron la fragilidad del individuo y su pequeñez en un mundo sin Dios, un universo en el cual el hombre se hallaba desamparado. Ya Nietzsche había anunciado la muerte de Dios y así también pensaron las vanguardias al mundo del arte clásico. Este último había caducado, por lo tanto había que crear una nueva forma de experimentar el arte. Es precisamente a raíz de esta idea que surgieron las vanguardias. Las vanguardias pensaron un arte que conllevase a la liberación de los instintos, la reflexión sobre el tiempo presente y la ruptura con las formas clásicas de pensar lo artístico y lo estético. En el clima de aceleramiento de la época, las vanguardias mostraron lo decadente de la sociedad, el contraste entre las clases sociales, el mundo de la miseria y los prostíbulos, entre otras cosas.

El Expresionismo alemán

El movimiento expresionista se desarrolló principalmente en Alemania y se caracterizó por revelar un grito de horror, de desesperación, por el clima que genera la guerra y la repulsión hacia ciertos aspectos del tiempo vivido. Esta corriente busca exaltar los sentimientos del artista que surgen desde su interioridad. El creador se convierte de este modo en un medio entre su interior y el mundo que lo rodea. Él será el encargado de manifestar en su obra aquello que proviene de lo más profundo de su alma: “El artista no puede hacer más […] que recoger lo que le llega desde las profundidades y transmitirlo más lejos. Por consiguiente, no sirve ni manda, sólo actúa como mediador“. Dentro del expresionismo alemán existieron dos grandes grupos de artistas: El Puente (Die Brucke) y El Jinete Azul (Blazer Reiter). El primero surgió en 1905, se disolvió en 1913 y fue conformado por artistas como Kirchner, Bleye, Heckel y Nolde. Este grupo fue el que transmitió sus ideas de formas más violenta. Trabajaron con figuras marginales como los obreros, las prostitutas, el hombre solo en la gran ciudad… Frente a la belleza del arte burgués apareció lo grotesco, lo feo. El segundo grupo, El Jinete Azul, estuvo integrado por artistas como Kandinsky, Klee y Marc. El grupo se formó en 1911 y se dedicó a trabajar desde una postura más espiritual. En este caso, se deja de lado la forma para concentrarse en la esencia, en la vida interior del hombre y lo esotérico.

Rudolf von Laban y los comienzos de la danza expresionista

Así como en el campo de la pintura existieron rupturas importantes en torno al arte clásico, lo mismo sucedió en el terreno de la danza. En el contexto ya descripto de Alemania a principios de siglo, surge una reacción contra la amenaza de la máquina y la creciente industrialización.

Laban and pupils Rudolf von Laban en medio de sus alumnos (ca. 1929) AnonymousUnknown author, Public domain, via Wikimedia Commons

Por lo tanto, se reivindica el cuerpo libre, el retorno a la naturaleza y a lo saludable. Junto con las teorías de Freud y Jung sobre el inconsciente se busca también en la danza liberar al hombre de sus represiones. Es entonces cuando Rudolf Laban, nacido en el Imperio Austro- Húngaro (1879 – 1958) crea un sistema que permite la exploración y el análisis del movimiento, que incluye el estudio del espacio en relación al cuerpo. De esta forma, se pone especial atención a la energía emanada por los cuerpos más que atenerse a los rígidos movimientos del ballet clásico. Laban, en definitiva, busca la integración entre el cuerpo y el alma. Pero para romper con los movimientos del bailarín tradicional, crea un sistema que permite registrar gráficamente el movimiento. Entre los aportes de Laban podemos destacar que este coreógrafo dejó sentadas las bases para la creación de una nueva danza. Laban le devolvió al espacio su profundidad, permitiendo que el movimiento de los bailarines se realizara en direcciones múltiples. De esta forma, el espacio no es más algo rígido sino que ahora acompaña los movimientos del bailarín. A su vez, el ritmo ya no se ve limitado por la métrica y la música. Justamente, se rompe con la concepción clásica de la coreografía esclava del ritmo. Se aprende a valorar el silencio como acompañamiento de la danza y, a diferencia del ballet clásico, se busca escapar de la fuerza de gravedad mediante la pérdida del equilibrio. En lugar de las poses del ballet clásico, Laban impulsó el movimiento dinámico, natural, que permite al bailarín la auto descarga rítmico-espacial. Utilizando los ideales del antiguo arte griego, se inspiró en las formas más naturales de la danza y se basó en una notación geométrica que enseñaba como, al estirarse o agacharse, el cuerpo se ajustaba en un espacio. Las ideas de Laban son parecidas a las de El Jinete Azul, ya que en ambos hay un intento de captar la esencia espiritual de la realidad. Además, en ambos movimientos hay un rechazo a lo que el mundo tiene para ofrecer: la sed de poder, el avance de las máquinas y el clima de guerra. Tanto el expresionismo en danza como en pintura aceptan el lado oscuro del hombre. El ser humano ya no es bello y estilizado. Con respecto a este punto, es importante destacar algunos elementos típicos de la danza expresionista como la preferencia por movimientos abruptos, en donde el ser humano parece quebrarse por su fragilidad y su desamparo, el cuerpo contraído a raíz del sufrimiento (a diferencia del pecho erguido del bailarín clásico) y, finalmente, el abandono de los zapatos en punta que usan los bailarines clásicos. La danza debe sentirse con todo el cuerpo, por eso es que los bailarines expresionistas prefieren bailar descalzos, para estar en contacto con la naturaleza.

Laban y sus bailarines se vieron íntimamente relacionados con los dadaístas. Los bailarines tomaron parte en varias actividades organizadas por esta vanguardia, por ejemplo, recitando poemas dadaístas en el Cabaret Voltaire. En el verano, los dadaístas iban al Monte Veritá, donde se organizaban festivales y distintas actuaciones. Volviendo a la concepción de la danza de Mary Wigman, podemos destacar que ella creía que la danza sólo es significativa en cuanto constituye una expresión de la vida interior del bailarín, algo similar a lo que afirmaba Kandinsky cuando hablaba del pintor y su obra. Wigman fue quien más énfasis puso en el predominio de la expresión como opuesta a la forma. Para ello, utilizó máscaras para destacar la expresión del rostro y se focalizó en la improvisación y el uso de los gestos durante el baile. Probó nuevos movimientos, arrastrándose, deslizándose, o simplemente sentándose y moviendo el torso, como se hacer a los bailarines orientales. Ella afirmó que “cada persona creadora lleva en sí su propio tema característico. Está esperando surgir a través de la experiencia y completarse durante un ciclo creador completo en radiaciones, variaciones y transformaciones múltiples.” Wigman fue una de las primeras en crear coreografías enteras sin música. Su técnica se basó en un principio de relajación – tensión para obtener dinamismo en el baile. De esta forma, el alma del ser humano, su conexión con el infinito y su sentido de transformación se transmitían en el baile. A su vez, otro de los logros de Wigman fue dejar de considerar al espacio como una cárcel en la cual el bailarín estaba atrapado. El espacio pasó entonces a acompañar al bailarín sin reprimir ninguna posibilidad de movimiento del cuerpo. Es importante recalcar que los movimientos naturales estipulados por Wigman nacen, de todas formas, de los movimientos clásicos del ballet. Es decir, es perfectamente compatible que la técnica sea revolucionaria pero a la vez continúe una tradición y creencias establecidas. Por otro lado, la influencia de la danza griega, hindú y africana en Wigman es notoria. También es significativa la aspiración romántica de los bailarines expresionistas de fundirse con su arte, de ser uno con el universo: “Al interpretar mis propias composiciones de danza, surge en mí, en el momento de ejecución, el deseo apasionado de convertirme en una unidad con estas danzas, de desaparecer en ellas, de vivirlas”. Esta tendencia a la unidad y la subjetividad se veía en los artistas románticos, como Novalis y Holderin, quienes también buscaban hacer surgir en lo más profundo de su ser un sentimiento, buscaban inspiración en su propia interioridad. Los temas de las obras de Wigman son: la locura, el salvajismo sexual y primario, el espanto, la mueca, la agitación de la metrópoli, la muerte…

Fin de la guerra; la disolución de las vanguardias artísticas

La guerra dejó heridas profundas en el pueblo alemán. Todo lo que estaba relacionado con lo espiritual había quedado destruido y sin esperanza por los horrores de la guerra. Los cuadros expresionistas se volvieron más violentos, como los soldados mutilados del pintor Otto Dix. También la danza tomó un nuevo rumbo. Por primera vez en la historia, la historia una danza de vanguardia fue aceptada en el circuito oficial y proclamada con mucho éxito por las masas. Así fue como la danza moderna viajó por el mundo. Mientras tanto, en la metrópolis, los alemanes buscan en el arte el consuelo ante las heridas que dejó la guerra. En Berlín se abren nuevos teatros y cabarets. A su vez, nace el arte industrial con la Bauhaus (1920s). Muchos expresionistas como Klee y Kandinsky trabajaron en la Bauhaus. Esta escuela fue fundada por Gropius con el fin de brindar conocimiento teórico y práctico del arte aplicado en la industria. Pero el progreso tecnológico no fue capaz de evitar la crisis económica que estalló en Alemania, agravada por las duras medidas contra este país, impuestas en el Tratado de Versalles al finalizar la guerra. Así tuvo lugar el surgimiento del partido nacional-socialista y la asunción de Hitler al poder en 1933. Wigman, al revés de muchos artistas, decidió no exiliarse y se quedó en Alemania. Sin embargo, al negarse a colaborar con el régimen, no pudo dar rienda suelta a sus ideas y dio su última actuación en 1942.

Ballet - Danza moderna.

Las formas siempre son graciosas y bellas. Las formas muestran lo bonito y lo feo de la vida.

El cuerpo necesita tener una forma en particular y desde niños se trabaja en eso. El cuerpo puede pesar o medir lo que sea mientras este fuerte y flexible.

Se trabaja movimientos elevados y saltos. Se trabaja en el suelo y en saltos con caídas.

Los pasos básicos están rígidamente definidos. Hay muchos estilos de pasos.

La coreografía sigue una historia y tiene varios personajes. La coreografía se basa en ideas y sentimientos.

Se baila con ropas y zapatos en punta. Se baila con cualquier tipo de ropa y con los pies descalzos.

El hombre carga a la mujer en formas definidas.

La abstracción en la danza expresionista

La danza expresionista es también llamada danza abstracta, ya que opera con un movimiento para crear un estado de ánimo o transmitir una idea. Este movimiento se aleja en distintos grados de lo naturalista o literal, pero el instrumento de ejecución es siempre el cuerpo humano y es por ello que la abstracción nunca se puede lograr por completo. Es decir, es difícil reducir el cuerpo a una abstracción de línea y forma como sucede en la pintura. Según Kandinsky, el arte debe ir desde “la traba pesada y humillante de la realidad material hasta la libertad abstracta de la visión pura”. Justamente, este artista afirma que mientras más espantoso se vuelve el mundo, más abstracto se vuelve el arte, mientras que un mundo feliz crea un arte realista.

El máximo exponente de la danza expresionista: Mary Wigman

Mary Wigman

1886 – 1973​

nació en Hannover y comenzó a estudiar danza a los 20 años, una edad considerada tardía para el aprendizaje profesional de la danza. Estudió con Rudolf Laban e indagó en las investigaciones de Francoise Delsarte (un pedagogo francés del siglo XX) sobre el gesto y el movimiento. Wigman conoció varios pintores del grupo El Puente, quienes utilizaban bailarines como modelos y estaban influenciados por el fauvinismo, el arte negro y las pinturas de Munch.

Mary Wigman Mary Wigman (Wiegmann) en Monte Verità en el Lago Maggiore, matriculada en la Escuela de Arte Rudolf von Laban, entre 1913-1918 Iwona Wojnicka, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

Justamente, fue su amigo Emil Nolde quien la convenció de que fuera a conocer a Rudolf Laban, quien tenía el mismo interés que ella en crear una nueva forma de expresión artística en la danza. Rudolf Laban se encontraba en ese momento dando clases en el Monte Veritá, en Suiza. Éste era un centro intelectual situado al lado del lago ´´Maggiore´´ (entre medio del territorio Suizo e Italiano) por el cual pasaron Tristan Tzara, Hugo Ball, Paul Klee, James Joyce, Karl Jüng, y Hermann Hesse. Este lugar era la vía de escape para aquellos intelectuales que, descontentos con la vida de la metrópolis, anhelaban retornar a las formas más arcaicas de vida. Sin embargo, con el estallido de la I Guerra Mundial Mary Wigman se mudó a Zurich, donde compartió cuarteles en una escuela con los dadaístas. Dadá, al igual que Wigman y Laban, rechazaba la guerra y buscaba una escritura creativa. Dadá, aunque de forma diferente al expresionismo, también fue un grito de protesta:

Dadá está contra la belleza eterna.

Dadá es antiartístico, antiliterario y antipoético.

Dadá está contra la eternidad de los principios, contra la inmovilidad del pensamiento,
 contra la pureza de los conceptos abstractos, contra las leyes de la lógica.

La innovación no muere: Pina Baush y la danza contemporánea alemana

Cravos01 Uno de sus espectáculos, con el Tanztheater de Wuppertal. clau damaso from lisbon, portugal, CC BY 2.0 , via Wikimedia Commons

El nazismo hizo que muchos artistas alemanes emigraran. Laban y Jooss, otro coreógrafo alemán, fueron bienvenidos en Inglaterra. Kurt Jooss había criticado duramente a la sociedad alemana en sus coreografías, incluyendo entre sus personajes figuras como la de la muchacha que debe vender su cuerpo por dinero, la madre desesperada, el soldado humillado, el hombre hambriento de poder…Su obra más crítica fue La Mesa Verde, en donde destacaba la grieta existente entre las distintas clases sociales. Pina Bausch, nacida en 1940, es quien revive el espíritu de la danza alemana al crear el teatro-danza. Esta bailarina trabaja con sus propios miedos, sus deseos y complejos, su vulnerabilidad. Esto la lleva a emplear muchos gestos en sus coreografías y la exteriorización de lo interno, tal como hacían los expresionistas. Sus obras están llenas de crueldad e ironía pero a la vez cargadas de sentimientos humanos como por ejemplo qué hacemos para ser queridos, el cual es un tema recurrente en sus obras. Bausch deja de lado las diferencias entre los hombres para mostrar aquellos sentimientos comunes a todos los seres humanos. En definitiva, un análisis sobre Bausch merecería otro trabajo, por lo tanto dejo abierta la posibilidad de que sigan investigando aquellos a quienes les interese el tema.

Conclusiones

¿Cuál es el legado de las vanguardias hoy? ¿Fue en vano su grito de protesta? En mi opinión, la breve irrupción de las vanguardias en el arte dejó una marca profunda en la historia y una posibilidad abierta a la reflexión. Creo que la innovación todavía es posible en este mundo “posmoderno”, como suelen llamarlo, donde todas las creencias, las utopías, los ídolos y los dioses han muerto. Un mundo en el que a los jóvenes “no nos queda nada y no creemos en nadie”. En lo personal no pienso que esto sea así. El entusiasmo hacia la vida es una actitud y no que una cualidad innata. No creo en aquellos discursos que pretenden convencernos de que no tiene sentido luchar por algo, y que debemos cruzarnos de brazos esperando el Apocalipsis. Los artistas expresionistas han dejado su legado en mi experiencia al mostrar otras realidades posibles. Al contrario de lo que muchos opinan, no creo que las vanguardias artísticas hayan sido una forma de evasión de la realidad. Muy por el contrario, dejaron su huella a través del tiempo y aún hoy, después de casi un siglo de su comienzo, siguen dando de qué hablar. Nunca hubiera hecho este trabajo si no creyera en el poder de transformación del arte en cualquiera de sus formas. Tanto en pintura como en danza, el expresionismo demostró ser capaz de comunicar ideas y sentimientos nacidos de lo más profundo del ser, que no podrían haber sido manifestados de otra forma. Si estos artistas se hubieran atenido a las rígidas concepciones del arte clásico, nunca hubieran logrado transmitir las impresiones propias de su época. El arte, así como la sociedad y los valores, se transforma y debe renovarse continuamente. Y por más que las vanguardias no sean hoy lo que fueron en su momento, y en la actualidad encontremos piezas de pintores expresionistas en un museo privado, su mensaje está allí para el que anhela descubrirlo. Es nuestra labor hacer circular la voz de que sí existen otros mundos posibles, de que somos sólo un pequeño granito de arena en la inmensidad del universo y que es viable exponer nuestros sentimientos por medio del arte.

…El arte juega con las emociones de las personas y, como decía Aristóteles, el espectador experimenta un sentimiento profundo al contemplar una pieza de arte: una catarsis, una descarga de emociones que varía en intensidad según quién la presencie. En fin, el arte no se entiende racionalmente sino que se vive; no es una forma de entender al mundo sino que conforma una manera de sentirlo y de vivir las experiencias intensamente.

Referencias

[1] Silvana Cardell – BFA en danza Moderna Univ. Of the Arts, Filadelfia, USA.

[2] Ana Laura Caruso, “La danza expresionista”, texto escrito en el contexto de la materia Principales corrientes del pensamiento contemporáneo de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, en 2005.